Los populismos
de diverso género

03 oct 2016 / 19:11 H.

Ala vuelta de la esquina está la Feria de San Lucas, la que dicen que cierra España, porque es la última en celebrarse. Este año se presentan por delante once días de festividad. Me parece una barbaridad que el Ayuntamiento permita tantos días de ajetreo en La Vestida. Creo que los jiennenses no tienen dinero suficiente como para aguantar tantas jornadas con el bolsillo abierto. Los caseteros solo llenarán sus recintos los fines de semana, pero de lunes a viernes se verán las calles vacías. Supongo que habrán sopesado todos los pros y los contras. Sin embargo, en una ciudad en la que no fluye el euro con alegría, será difícil llenar los once días en las actividades que el Ayuntamiento haya programado.

Los dirigentes más corruptos del PSOE temen con razón que si su partido se alía con otro más a la izquierda salgan más a la luz sus chanchullos. De ahí que hayan prohibido absolutamente esas alianzas, desde Felipe González y Alfonso Guerra hasta Chávez y Griñán, todos ellos defenestrados por corruptos. Al aliarse el PSOE sólo con el derechista Ciudadanos, lógicamente ha perdido ahora votos en Galicia y País Vasco. Pero esos corruptos tienen el impudor de atribuir esa derrota a Sánchez, y utilizarla como excusa para dar un golpe en el partido para derrocarlo e imponer lo que llevan proponiendo descaradamente hace tiempo: que el PSOE deje gobernar al PP, el cual, por la cuenta que le tiene por su propia corrupción, no investigará las del PSOE. Sánchez no es el santo de mi devoción; pero si consiguen echarle nos espera una época de corrupción que va a dejar pequeña a la que hemos estado sufriendo hasta ahora.

Estamos observando cómo en los países occidentales empiezan a abundar los populismos de diverso género. Son tiempos convulsos y nadie está libre de la tentación del populismo. Una prueba es lo que está pasando con el laborismo inglés, otra muestra son los conservadores franceses. Los Republicanos han abierto su proceso de primarias con un Nicolás Sarkozy a veces irreconocible. Más sensatas son las vías que representan los ex primeros ministros Francois Fillon o Alain Juppé. Tal vez no sean figuras tan carismáticas, pero el electorado busca también líderes que transmitan, fundamentalmente, confianza. Cuando los grandes partidos renuncian a aportar esa estabilidad, el sistema entero está amenazado. Con los socialistas españoles está pasando algo parecido, está primando la aproximación a los populismos de izquierdas que al sentido común de un partido centrado.