Animales
y personas

07 mar 2019 / 13:48 H.

Reconozco que soy uno de los muchos incautos que se dejó engañar con las bondades de los planes de pensiones y decidí contratar uno con mi banco de toda la vida, el BBVA, antes Argentaria y Caja Postal en su génesis, allá por el año 1977, cuando empecé a trabajar. Pues bien, llegado el momento de disfrutarlo, el día 1 de febrero de este año, solicito al banco BBVA la devolución de mis ahorros, a sabiendas de que, al menos, el 25 por ciento se lo quedará Hacienda en concepto de IRPF. Me solicitan y entrego el acuerdo de jubilación, el DNI y el modelo 145 para las retenciones del IRPF. Pasa el tiempo y, al ver que no me ingresan el dinero, les pregunto y me dicen que tengo que justificarles que no he recurrido la jubilación y me hacen pasar nuevamente por sus oficinas para firmar un documento con mi nombre, mi DNI y las palabras: “No he recurrido mi jubilación”. Otra mañana desperdiciada para cumplimentar tan importante papel de un solo renglón y a esperar de nuevo, hasta que, por la aplicación informática de BBVA, veo que automáticamente me prorrogan el plan de pensiones hasta el 25-02-2022. Al pedirles explicaciones de este hecho me dicen que ha habido un error y que vuelva a pasarme por Deán Mazas para firmar otros documentos, esta sería la quinta o sexta en visitarles, pero les contesto que ya está bien de burlas y que no vuelvo a pasar por tan ilustres oficinas para pedir lo que ya he hecho por activa y por pasiva, que no es otra cosa que la recuperación de mis ahorros. Por otra parte, hace año y medio que espero del BBVA la devolución del dinero cobrado ilegalmente en concepto de hipoteca, pero recurrió la sentencia, como todas las demás, colapsando así la Administración de Justicia y dilatando el tiempo para hacer frente a los pagos, aunque los ciudadanos no tardamos en dar la cara para salvar a la Banca de su propia crisis, pagando de nuestro bolsillo miles de millones de euros que no nos han reembolsado. ¿Me veré haciendo huelga de hambre en el escalón de Deán Mazas con pancarta en mano suplicando la devolución de mis ahorros?

En todo el orbe católico el miércoles 6 de marzo se celebró el Miércoles de Ceniza y con él, el comienzo de la Cuaresma. La Cuaresma es un tiempo de penitencia que la Iglesia Católica vive como preparación para la Semana Santa. La Cuaresma dura justamente los cuarenta días que van desde el Miércoles de Ceniza hasta incluido el Domingo de Ramos. Y son un recordatorio de los cuarenta días que el Señor en la tierra dedico al ayuno, a la oración y a la penitencia. Durante este tiempo, la Iglesia nos propone: la conversión, el arrepentimiento unido al sacramento de la penitencia, la práctica generosa de la limosna, el espíritu de penitencia y la mortificación habitual concretada en pequeños detalles de sacrificio, y el ayuno y la abstinencia en los días prescritos y en las condiciones también prescritas según las circunstancias de cada uno. Y podemos preguntarnos, ¿qué sucede si no se vive este tiempo litúrgico?: La Iglesia dispone de unos medios para que los que forman parte de ella se unan activamente a la vida y al mensaje de nuestro Señor Jesucristo. Jesucristo que para redimir al ser humano por amor escogió morir en la cruz. Y desde siempre en el Catecismo de la Iglesia Católica se dice que la señal del cristiano es la Santa Cruz. Jesús por amor a los hombres y a las mujeres de esta tierra muere después de infinidad de atrocidades en una cruz, para, de esta manera, redimirnos del pecado y de la muerte. Y dadas estas circunstancias Jesucristo quiere que nosotros nos unamos a este misterio de amor, pero también a través del sacrificio, de la penitencia, de la mortificación, del perdón a Dios y a los demás, del arrepentimiento, de la generosidad y de todo aquello que nos pueda unir de una forma más activa al misterio salvífico de Cristo. Por lo tanto, no podemos desentendernos de estas realidades y vivir al margen. Dios cuenta con nosotros para nuestra propia salvación y para la salvación de todos los demás. Esta vida, para cada uno de nosotros, es un camino que tenemos que recorrer, pero en gran parte es un camino de renuncia, de esfuerzo, de constancia y de preparación. Pues nuestra vida, la eterna, estará en función de las cosas buenas que hayamos realizado en esta vida terrena. Por lo tanto, como los atletas, como los deportistas, preparémonos; para que en el momento que Dios quiera y nos llame, estemos dispuestos y alcancemos el Cielo que es nuestra felicísima y anhelada meta definitiva.

Se organizó una concentración ante la embajada china para salvar a los orangutanes Tapanuli. Desde hace varias décadas, mucho antes de que surgieran en España los movimientos animalistas, procuré defender en los medios y en la calle a los animales, aunque fuera por interés propio, pues está probado que el maltratarlos se propaga a las personas. Hoy constato que, siendo el país con mayor número de penas de muerte y genocidio de minorías, poco se protesta por ello. Todos conocemos ya casos demasiado parecidos de mayor cuidado por los animales que por las personas, cómo se ven obligados por la necesidad a exhibir algunos mendigos en las calles. Algo muy grave, muy inhumano, está trastocando valores básicos de nuestra sociedad.