Carnavales poco carnavalescos

05 mar 2019 / 12:39 H.

Ha terminado el Carnaval. Aunque pocos notarían la diferencias. No tanto por los chistes andantes que nos rodean o esos disfraces mal hecho con los que se visten aquellos que nos la quieren meter doblada. Voy a algo más sencillo, y es que no hacía falta más que darse un paseo por Jaén para ver lo faltos que estamos de espíritu carnavalesco. Que sí, que había mucha gente en la nueva plaza de Deán Mazas (mucho más espaciosa, por cierto), pero ¿cuántos iban con un traje acorde para la celebración? Niños y bebés sí que correteaban con sus vestidos de colorines y caras pintarrajeadas, mientras que los adultos los miraban entre embelesados y celosillos. ¿Acaso hay algo más maravilloso que la inocencia de un niño embutido en el traje de su héroe? O de un gato rosa, o de un trozo de tarta, incluso como una fruta. ¿Qué nos pasa a los adultos? ¿Acaso nos da vergüenza? Me pregunto en qué momento de nuestra madurez perdemos la ilusión por vestirnos con prendas raras y salir a la calle interpretando un papel. Más allá de nuestras máscaras diarias y sonrisas de supervivencia, ¿dónde está la diversión? ¿Es que hemos olvidado lo que es pasarlo bien? Sí, sí, todos podemos sujetar un cubata y contar chistes, pero otra cosa es conservar el maquillaje hasta la noche sin manchar.