La degradación de la vida política...

23 sep 2016 / 17:30 H.

Hoy, para mí, es un día especialmente triste. No agrada desayunarse con la detención de un amigo al que conozco desde niño y del que sigo su trayectoria desde el periodismo a la política. Y del que sé lo suficiente para no tener dudas de su honorabilidad. Albergo el deseo de que la justicia determine su grado de responsabilidad... y si apreciara su culpa seguiría siendo mi amigo por ese inviolable principio de odiar el delito y compadecer al delincuente, algo que hoy paisanos suyos de los de misa y cristianismo militante han obviado lanzándose como buitres carroñeros al fango de la desacreditación del honor de una persona cuando sólo es presunto. No olviden los practicantes del odio contumaz que no pueden presumir de honradez partidos que día sí, día también aparecen involucrados en el cieno de la corrupción... Algunos a pesar de su escaso poder (PA) con veinticuatro procedimientos abiertos según informe de fiscalía. Y del PP para qué hablar. Lo mismo del resto que a mí tanto malestar me producen los corruptos de los Eres como los de Gurtel como los de cualquier otro. Posiblemente estemos ante un caso de servidumbres frecuentes en una vida pública en la que para “ser” hay que mirar a otro lado, para “estar” hay que acatar y para “permanecer” hay que tragar con mandatos superiores... Pero de ahí al ensañamiento con persona de la que, dicho sea de paso, ha procurado mucho y bueno para su pueblo desde su cargo público media el abismo que existe entre la condena sin más argumento porque es “de los otros” y la falta de conocimiento al juzgar culpable de por vida cuando sólo es un investigado. Por eso jamás en lo que de vida me quede... militaré en un partido político. Yo no vendo mi libertad... me quedo en el partido de los ciudadanos. Y reitero mi amistad a quién hoy sufre. Nunca seré yo quién te juzgue amigo Antonio... Ni a ti ni a nadie. Para juzgar en la tierra están los jueces... y para los creyentes está Dios.... Ese que se tragan hipócritamente los que hoy te han juzgado y condenado. Paisanos tuyos, por cierto.