Un pilar europeo de derechos

12 ene 2018 / 08:46 H.

Quiero manifestar mi pesar ante la situación en la que me he visto en el último mes de diciembre. Es una denuncia la que quiero hacer, ante el comportamiento de las monjas de la residencia de Nuestra Señora de la Misericordia, en Torreperogil en Jaén. Han echado a mi padre, residente en la residencia desde diciembre de 2015, alegando mal comportamiento, cuando mi padre tiene demencia senil y 86 años a sus espaldas.

Mi padre fue a esta residencia, tras salir de un proceso muy grave en el hospital de Jaén, y la trabajadora social buscó una residencia no concertada con carácter urgente, ya que yo sola, no podía cuidarlo. Son conocedoras de mi situación, hija única, divorciada, sin madre, sin hijos y sin trabajo, pero no han tenido escrúpulos algunos, lo han echado a la calle por mal comportamiento...y ¿cuál es el comportamiento que se debe tener en esta edad y con una demencia senil? Alegan discusiones con compañeros, y que no se adapta, haciéndole firmar una baja voluntaria, porque si no era así, comunicarían a la Delegación los malos comportamientos de mi padre. No han aludido en sus excusas a los comportamiento de Jesús, que se relacionaba con los más débiles, enfermos, pobres, y personas en exclusión social.

Así predican la palabra de Dios, dejando al más débil, en la calle. Yo soy su hija, y he cuidado de él 21 años, y seguiré haciéndolo, porque no tengo la misma conciencia que ellas. Pero me gustaría que alguien tomara cartas en el asunto, no se puede permitir estas actuaciones dejando desprotegidos a los más débiles, que se hiciera público, aunque también lo pondré en conocimiento del Obispado.

el PSOE presentaba a principios del pasado mes su propuesta de ampliar la ley de memoria histórica aprobada por Zapatero. Pedro Sánchez proponía la revisión de los juicios del franquismo, la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos y la creación de una Comisión de la Verdad. Es evidente que el secretario general del PSOE, después de apoyar al Gobierno del PP en la aplicación del artículo 155 en Cataluña, busca una agenda propia. Pero comete un error táctico, y lo que es peor, un error de fondo sobre el valor de la transición. La memoria histórica es una bandera que en estos momentos agita Podemos, y en esta cuestión el PSOE siempre ira por detrás del radicalismo de la izquierda con la que compite.

Pero la cuestión es más de fondo. Poner en duda la ley de amnistía de 1977 y pedir una Comisión de la Verdad supone no dar por buena la reconciliación de la generación precedente. Las comisiones de la verdad se crean para favorecer los procesos de reconciliación, no a posteriori. La amnistía fue promovida y aceptada por los que habían sido vencidos en la Guerra Civil. No hay ninguna cuenta con la justicia pendiente, entre otras cosas no hay mayor justicia que la reconciliación. Otra cosa es que los que quieran buscar los restos de sus familiares lo puedan hacer.

En estos momentos que se está haciendo balances del año que ha acabado y supuestos y presupuestos para el que acaba de comenzar, se ha de tener en cuenta que la gran cuestión es cómo combatir el paro juvenil. Parte de la solución, por supuesto, es el regreso a un crecimiento fuerte y creador de empleo. Algunos países, como Italia y España, han reformado las condiciones jurídicas del trabajo durante la crisis para reducir la brecha entre los empleos precarios y los contratos indefinidos. También modificaron los criterios sobre despidos, a fin de reducir la renuencia de las empresas a contratar. Estas medidas están empezando a ayudar a reducir la tasa general de desempleo, pero tienen poco impacto en el juvenil.

El problema está muy presente en el proyecto de la UE sobre el llamado pilar europeo de derechos sociales, que comenté la semana anterior. No será fácil cumplir la igualdad de oportunidades a la que se refiere el comienzo de las recomendaciones del 26 de abril de 2017: “Toda persona tiene derecho a una educación, formación y aprendizaje permanente inclusivos y de calidad, a fin de mantener y adquirir capacidades que les permitan participar plenamente en la sociedad y gestionar con éxito las transiciones en el mercado laboral”. Concretamente, “los jóvenes tienen derecho a educación continua, una formación como aprendices, un período de prácticas o una oferta de empleo de buena calidad en los cuatro meses siguientes a quedar desempleados o finalizar los estudios”.

Pero será preciso seguir avanzando en la reflexión sobre el trabajo en el siglo XXI. Muchos empleos tienen necesariamente que desaparecer, como consecuencia del avance en robótica o, en general, en informática o inteligencia artificial. Si ésta lleva a algunos a apostar por el llamado trashumanismo, existen profesiones insustituibles: las relacionadas con el servicio directo a la persona. Debería suponer un cambio decisivo en la orientación profesional y académica. Sueño con que el progreso técnico contribuya a consolidar algo que podía parecer secundario o despectiva moralina: muy al contrario, el trabajo será cada vez más servicio, no cultivo de los campos ni fabricación de cosas. Vale la pena quizá darle más vueltas.