Tutelar la salud

14 mar 2019 / 11:31 H.

hoy en día debemos estar enamorados de todo, es lo mejor que hay con los tiempos que corren, decía una canción —no recuerdo de quién— algo así como: “Cuando te enamores deja de llorar, que las cosas buenas tienen que pasar”. A decir verdad, estoy enamorado de mi pareja, mi hijo, mi nieto, mis amigos, del sol y la luna, del cielo y, si me apuran, un poco hasta del aire, y digo yo, ¿hay algo más bonito que lo que acabo de describir? Qué cabeza la mía, se me olvidaba lo mejor, la pareja de mi hijo, que para mí es como un una hija.

Más vale parecer tonto que abrir la boca y demostrarlo”. Zapatero obedeció a este refrán como diputado; pero ya de presidente, no teniendo la habilidad gallega de hablar sin decir nada, demostró lo que era: un “bobo solemne”, en expresión de quien bien le y se conocía, Rajoy. Solo con los años, espabilado por las burlas de unos por ser honrado y las tentaciones de otros para que dejara de serlo, el exZP se ha comprado un casoplón en Madrid valorado en dos millones de euros, como el cortijo de F. González en Marruecos, pagando solo 800.000 euros. Poco más que casoplón, de coste algo menor, del presidente de otro partido español, aunque hipotecado por unos independentistas. También recuerdo los altos y vertiginosos áticos de otros políticos, como Aznar e I. González. El problema de la vivienda nos está saliendo demasiado caro, en más de un sentido, a todos los españoles.

En la reunión del Consejo de Ministros, tras la convocatoria de elecciones hecha por Pedro Sánchez, el Gobierno presentó de manera sorprendente y precipitada el Proyecto de Ley Orgánica de Educación, la conocida popularmente como LOE. aunque el proyecto no podrá prosperar en el Congreso de los Diputados, debido a la obligatoria disolución de las cámaras para la celebración de elecciones, el Gobierno deja bien clara su intención de pasar su rodillo ideológico hasta el final. Como ha denunciado Escuelas Católicas, el intento muestra de qué manera está dispuesto el Gobierno a tratar de sacar adelante un asunto tan crucial, sin el tiempo imprescindible para debatir y alcanzar un verdadero consenso en la comunidad educativa.

Muy mal tendrían que estar las cosas para que yo votara a Ciudadanos, pues me siento más de izquierdas; pero me alegré de que surgiera un partido centrista en un país tan dado a los extremismos, cómo me ha dolido su insensata postura actual de renunciar al centrismo, al negarse de entrada a pactar con el PSOE. Menos mal que en un tema hoy tan reconocidamente capital como la mujer, Arrimadas ha adoptado una posición centrista, patente en las críticas que ha recibido por los extremismos; hasta el punto de que han intentado expulsarla de la manifestación del 8 de marzo unas ultrafeministas que, copiando a los machistas, pretenden dictar ahora lo que, siguiendo sus órdenes, deben ser todas las mujeres.

Quizás la única verdad en lo que dice el CIS, según explicaciones del sociólogo Narciso Michavila, es que Pedro Sánchez está en un buen momento. Tiene el viento a favor de la desintegración de Podemos y le pueden favorecer los pucherazos de Ciudadanos, por lo cual contaría para formar un hipotético gobierno con veinticinco diputados de las formaciones independentistas. A este resultado se sumaría la penalización institucional que sufre el centro derecha por la división en tres formaciones. Con el añadido de que los votos de VOX en las circunscripciones pequeñas se ven penalizados por la ley electoral. Aún queda mucho para el 28 de abril, pero las posiciones de salida no son tan favorables a un cambio político en clave constitucionalista.

Cifras frías: Alemania 81.000, Italia 79.000, Reino Unido 52.000, España 31.000... y, así anualmente, hasta 428.000 en Europa. Sin embargo, si les digo que son seres humanos muertos de forma prematura por la contaminación en una lenta agonía con problemas respiratorios, cardiacos o cáncer, ¿no se caldean las cifras? ¿No cobran su espeluznante dimensión? Las ciudades apestan a diésel altamente cancerígeno. Usted, yo, nuestros hijos, nietos, hermanos o amigos, podemos ser los siguientes. Pero no somos conscientes de las dramáticas consecuencias que acarrea la incapacidad de usar el transporte público y el uso irresponsable y sin cordura de nuestro vehículo privado. Tampoco empatizamos con la muerte o la enfermedad hasta que nos atañen y, aunque asumimos que se deberían tomar medidas drásticas, entretanto, continuamos usando nuestro vehículo contaminante. Con urgencia, sin estrecheces de miras y con responsabilidad, como la conciencia es poca y mucho el egoísmo, los poderes públicos encargados de tutelar la salud
—artículo 43 de la Constitución— deben poner remedio.