Debate necesario provocado tras la muerte de Rita Barberá

18 dic 2016 / 11:14 H.

La conmoción provocada por la muerte de la senadora Rita Barberá debiera servir para una seria reflexión sobre el acoso al que son sometidos algunos políticos apenas surge la menor sospecha de corrupción. Resulta incomprensible que, a estas alturas, no se haya llegado todavía a un acuerdo generalizado sobre el respeto debido a la presunción de inocencia mientras no recaiga una sentencia condenatoria, lo cual no era el caso de Rita Barberá. Desde que se desencadenó la llamada “Operación Taula”, la antigua alcaldesa de Valencia ha sido objeto de acoso diario por parte de los partidos de la oposición y de importantes medios de comunicación. La crítica es un instrumento imprescindible para que funcione la democracia, pero la libertad de expresión no tiene nada que ver con la infamia y la mentira utilizadas por algunos medios y partidos como arma para linchar públicamente a una persona de ideología contraria. Este clima social condujo también a que su propio partido la dejara abandonada a su suerte.