Yo, mi, me, conmigo y felices, todos

26 mar 2017 / 11:31 H.

No es bien recibida la teorización del ombligo como metáfora de grandilocuencia porque quien nunca ve más ombligo que el suyo ya se cuida de que no haya más alrededor que relumbren y le hagan sombra. Para eso viven y aprendieron de carrerilla en el cole los pronombres en conjugación personalísima. El ‘yo’, con burro o sin burro, el ‘mi’ para poner siempre a salvaguarda el posesivo contrario a compartimiento, el ‘me’ para subrayar hasta la ‘rallaúra’ y la eternidad el acompañamiento y el ‘conmigo’, ay el conmigo, siempre conmigo, que mirar a otro lado es frentismo, pelea y malas caras, mismamente por no aplaudir, no decir sí ‘wuana’, coger otro camino donde no brillen tanto los reyes y las reinas soles que tan poco bien le hicieron y le hacen a Jaén. Así las cosas, al “señor Jota” no le sale otro quejío en marzo: “Ombligos anónimos de Jaén uníos”. Uníos ombligos de Jaén que de vosotros será el reino santo que habitamos, de rostro poderoso y arcaico, antes de que nos dejen sin un solo tren en una provincia en vía muerta que tiene mucho futuro, todo el futuro del mundo. Tanto que camina, de lado y con parsimonia, en vez de hacia el mañana y de prisa, como todos los que se precien de discutir y discernir, hablar y pensar; carísimo ejercicio si te meten en la lista de los díscolos del ombligo alfa, ese mismo que ostenta rey sol, reina luna. Al “señor Jota” le pierden desde chico los perdedores, los pobres mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que buscan la paz, los perseguidos, porque de sus bienaventuranzas de monaguillo se quedó con quienes nadan contracorriente y frente al sistema, a los que les importa un bledo que los señalen y si acaso, con su conciencia, van sobrados de cielo eterno. En un mundo tan aseado para algunos, los mismos de siempre, donde tan de moda está inventar, injuriar, insultar, qué mejor cosa que incordiar el poderoso ombligo que todo lo fagocita; lo engulle públicamente y lo devora a plena luz, para escarnio colectivo. Así las cosas, estarán con el “señor Jota” que esta nuestra tierra es propicia a gentes que se lo saben todo, que nos guían iluminados por el camino de su ombligo y si acaso, osáramos variarnos del camino maravilloso de ese ombligo, ungido de razón divina y de divinidad omnipotente, la brasa eterna caerá inmisericorde contra nosotros, la plebe, el rebaño que dice a todo que sí... A ver si la noche deja paso a la claridad y las reverencias de hoy fueran solo sueños maldecidos por tanta genuflexión que nos acogota. Ombligos anónimos de Jaén uníos, que sin tren y con autopistas hacia ninguna parte, seremos los primeros en llegar al cielo y los últimos en saborear la mieles del pecado de la felicidad... Ay, ay, qué cosas más feas dice el “señor Jota”, no le hagan caso.