Ya basta

    26 jun 2023 / 09:39 H.
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    Hace años caminaba por las calles de Jaén cuando me percaté de que cerca de una obra dos chavales estaban siendo increpados por los trabajadores de la construcción. A unos metros de distancia, un chico asustado de unos 13 años bajaba la cabeza bajo el amparo de los obreros. Todo cobró sentido en seguida, la misma historia pero con distintos personajes; una víctima que cargaba con la vergüenza que les faltaba a sus acosadores, la interminable historia del débil que encuentra refugio casi como un milagro. Deberíamos vivir en una sociedad en la que el rufián fuese señalado, tuviese sofoco de salir a la calle y la fuerza solo se pudiese ejercer por el Estado. A lo mejor deberíamos preguntarle a aquellos obreros cómo combatir el acoso, porque si fuese cuestión de estudios y buenas palabras, todo habría acabado hace tiempo; sin embargo, es justamente lo que ellos hicieron lo que debería convertirse en ley: no mirar nunca hacia otro lado. Démosle autoridad al profesor, que está en primera fila, y hablemos de este tema todos los años, en todas las aulas, porque un caso es demasiado y cuando llega a los telediarios es siempre tarde.

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