Y Jaén abrió los ojos

12 dic 2018 / 11:24 H.

A todos nos ha sorprendido un poco el resultado de las recientes elecciones andaluzas. Por fin Andalucía ha dicho basta al largo gobierno con demasiadas sombras del PSOE. Y está bien, porque los partidos donde se sacuden de tributos clientelares y corrupción, donde bajan de la soberbia y analizan errores, donde se regeneran es en la oposición. También sorprenden, pero menos, los análisis partidistas, equivocados a mi entender. Que desde la cúpula del PSOE se quiera ver a Susana Díaz como la culpable del descalabro socialista es síntoma de la ceguera que viene acusando un sector del partido, con Pedro Sánchez a la cabeza, encumbrado por el acérrimo fervor falto de crítica, hasta ahora, de las bases. Sería absurdo negar su parte de responsabilidad, al no haber sido diáfana ante la corrupción, pero, si se ha frenado la debacle con su amarga victoria, si ha conseguido movilizar a parte de su electorado habitual, ha sido por su campaña personalista alejada de las tesis y volantazos del actual presidente del gobierno español. Otro tanto se podría decir de Podemos y Teresa Rodríguez, mientras su jefe de filas habla de miedo. Tal vez debería considerar Pablo Iglesias que el que ha dilapidado esa corriente de simpatía que despertó el 15M con todas sus buenas propuestas sociales, y el que mete miedo con su connivencia con independentistas y sus intentos para romper el consenso logrado en España en 1978, es él. ¿Cuándo se va a enterar de que el temido y confirmado avance de Vox es una reacción, entre otras, a actitudes como la suya? Y qué decir de la euforia lacrimógena del PP, sacando pecho después de haber perdido por el centro y la extrema derecha un buen puñado de votos, y manteniéndose como segundo solo por el mismo fervor acrítico de sus incondicionales. Lo positivo de estas elecciones es la normalización de Andalucía con la alternancia de poder. Necesitaba un cambio, queda por ver cómo se gestiona. Ojalá sea el revulsivo para ir avanzando en las soluciones a los males que nos aquejan, y para que ese cambio llegue hasta la médula del ser de cada andaluz. De no ser así, servirá para darse cuenta de que con otro gobierno seguimos siendo los mismos y de que podemos cambiar si interesa a la vuelta de unos años.