Una víspera inolvidable

04 mar 2019 / 09:12 H.

N o es una cuestión de edad. Yo, de siempre, he tenido dificultad para recordar las fechas. La misma facilidad que he tenido —y aún conservo— para recordar los hechos me faltó para ubicarlos en el día e incluso en el año. Pero la fecha del 18 de marzo de 1967 sí la recuerdo con claridad, no ya porque fuera la víspera de mi santo, sino porque estuve en el Teatro Cervantes para efectuar una entrevista a la estrella de uno de los últimos espectáculos que se ofrecieron en aquel simbólico escenario. Y la estrella era Rocío Jurado, quien pocas semanas antes había sido proclama “Lady España”. Una serie de coincidencias como estas no se puede olvidar con facilidad. Además fue una entrevista singular que difícilmente se puede olvidar. Llegué al teatro pocos minutos antes de iniciarse el espectáculo y, tras las bambalinas, estaba Rocío Jurado con dos o tres personas más. Una de ellas era Rafael Carrascosa, nieto de Juan José Carrascosa, muy popular por su tienda de venta de botones en la plaza de San Ildefonso. Al llegar yo, Rafael dijo; “Mira, Rocío, este amigo podrá decirte algo sobre lo que me has preguntado porque él entiende de dibujo”. Rocío tomó la palabra y dijo: “Es que tengo un sobrino a quien le encanta dibujar y quiere matricularse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Y la duda que tenemos es que si esa profesión le dará para comer”. Yo la miré, y a mi forma, le contesté: “Bueno, Rocío, para comer puede que sí, pero como el chaval quiera también cenar ya la cosa está más complicada”. Rocío sonrió con ganas y dijo por vez primera en la noche: “Me río, con lo mala que estoy”. No dejó de recordar que estaba mala entre canción y canción. Yo la esperaba en el vestuario junto a Rosario, su madre. Había dos escaloncitos para subir al vestuario y Rocío, para salvarlos, se apoyaba en mi hombro diciendo lo de “qué mala estoy”. Yo, con cierta picardía inocente, le decía: “Rocío no digas más que estás “mala” porque te va a castigar el Señor”. Y Rocío sonreía. Escribí la entrevista en la Redacción de JAÉN y, ya pasada la media noche, entré con unos amigos y allí estaba cenando Rocío con su madre y su novio de entonces, Enrique García Vergueta, y brindamos por San José. Ahora he recordado todo esto porque el Ayuntamiento de Chipiona quiere proponer que el himno de Andalucía sea el que cantó Rocío Jurado. Pues muy buenos pulmones hay que tener para poder corearlo.