Una sonrisa triste

20 dic 2017 / 09:12 H.

Para muchas personas el único milagro que están esperando estos días es que pasen rápido las Navidades. Conozco ese sentimiento. Yo también lo he vivido. Así que, esta breve colaboración solo quería dedicarla a todas aquellas personas que viven unas Navidades tristes o difíciles. Y supongo que pensáis que lo que quería decirles es que está bien. No pasa nada. Pues, ni por asomo. Aunque para la mayoría de gente las Navidades son sinónimo de alegría, luces, regalos y celebraciones; para otras personas son unas fechas muy complicadas, en las que los recuerdos se agolpan y la tristeza y melancolía están más presentes que nunca. Personas que cuando llegan estas fechas se sienten especialmente tristes porque recuerdan que se sentían ilusionadas, compartiendo con sus seres queridos momentos inolvidables en los que su corazón parecía latir con fuerza a cada segundo. Y hoy, sin embargo, con el transcurso del tiempo y la marcha de algunas de las personas más importantes de sus vidas, todos aquellos momentos parecen formar parte de un viejo álbum de recuerdos que ha quedado guardado en algún rincón de la memoria; que parece haber vivido en otra vida y siente que, cuando camina por la calle y ve los alumbrados navideños, una sonrisa triste y un llanto contenido aflora en los ojos y entonces desea que estos días pasen a toda velocidad y todo vuelva a la normalidad cuanto antes, aunque esa normalidad signifique seguir con un día a día lleno de incertidumbre y de no saber por dónde caminará su vida. Pero creo que, aunque nos resulten tristes estas fechas, debemos pensar y disfrutar de los que están aquí, sin olvidar por supuesto a los que no están. Disfrutemos del momento, del día a día, aceptemos los palos de la vida que no se pueden remediar y sigamos hacia delante con una sonrisa, aunque sea triste, creo que hay que exprimir al máximo este regalo que es la vida. Sonríe, aunque solo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste es la tristeza de no poder sonreír. Yo no dejo de sonreír porque salgo mejor en las fotos y porque la vida bien vale una sonrisa, pero podéis estar seguros de que me tomo la vida muy en serio aun siendo una soñadora de sueños.