Una pedrada sideral

22 dic 2018 / 10:56 H.

El observatorio de Calar Alto detectó la noche entre el 13 y 14 de diciembre una lluvia de meteoritos en la provincia de Jaén. Fragmentos de cuerpos celestes que nos dieron de lleno en la “chorla”, metafóricamente se podría decir que sufrimos una pedrada cósmica en la cabeza. Cabe interpretar si el azaroso encuentro en la tercera fase sea a modo de aviso de las pedradas que vendrán en el año venidero o, por el contrario, una advertencia sideral en forma de pescozón paternal —digamos por los suspensos del trimestre— para sacarnos de nuestra confortable desidia ciudadana. Habrá, no obstante, quienes lo interpreten como un guiño de la fortuna y casen los datos del fenómeno con la cábala de los décimos de la Lotería Nacional, o quienes vayan más allá y vean que el todopoderoso se ha sumado a la campaña de luces navideñas del alcalde, no el de Vigo, el de Jaén. De todo hay en el olivar del señor. El alcalde capitalino, Javier Márquez, por su parte, debe haber consultado su carta astral —quién no lo hace hoy en el agraciado PP andaluz— y todo le parece favorable, así se puede permitir, por ejemplo, lanzar una peregrina idea tan llamativa como una lluvia de gemínidas: Un AVE para Jaén. Una idea, hay que decirlo, que, a veces, puede haber salido de nuestra boca, pero solo cuando la noche nos confunde, frase que acuñara aquel sabio pensador cubano caído en desgracia, Dinio. Se entiende entonces que la carta de la semana pasada al inminente presidente Moreno Bonilla tenía una coda en forma de posdata que iba dirigida al Gobierno central de Pedro Sánchez. “Un AVE para Jaén”, frase que tiene musicalidad, pero que recuerda a las enciclopedias ilustradas de los 80 y 90 del siglo pasado en las que en el año 2000 los coches ya no penaban por la tierra y volaban. Huxley también flipaba mucho con sus viajes lisérgicos y nosotros adictos al virgen extra no hemos llegado a tanto. De hecho, aquí no alcanzamos ni a echar un tranvía a andar.

Insta, no obstante, Márquez al ministro del ramo para que viaje en tren hasta aquí y tener una mini cumbre bilateral de esas que se estilan ahora, con flores de pascua amarillas o rojas de toda la vida. Para darle mayor boato se podría celebrar en la caja fuerte del Banco de España de Moneo y así forzar un acuerdo de mínimos. En cualquier caso, pagaríamos gustosos viaje y dietas a todo el séquito del socialista José Luis Ábalos, pero para completar la ronda de sospechosos sería necesario incluir entre el pasaje a los ministros populares. Así, y sin el glamour del Orient Expres, al final, descubriríamos al culpable de dejar desangrado al tren jiennense, tirado en la cuneta. No hace falta ser Hércules Poirot para buscar el rastro de la culpabilidad, solo hace falta leer el Boletín Oficial del Estado de las últimas décadas para poner nombres y apellidos a quienes, con alevosía y nocturnidad, dejaron a la provincia al otro lado del progreso.

Mientras la patria se desangra por las esquinas, el epicentro de la Guardia Civil, Baeza, recobra el pulso con una promoción de 1.300 alumnos que son necesarias monodosis de seguridad, elaboradas en Jaén, para tiempos convulsos y consejos de ministros penando en ruta. El independentismo no se va de vacaciones y pasa de las postales navideñas de un presidente del Gobierno obligado a pasar por un aro olímpico para mantener un pretendido diálogo, por más que Quim Torra ni se baje de la burra ni del monasterio de Monserrat, donde escucha las psicofonías de Puigdemont. Lo tiene crudo Sánchez para mantener una hoja de ruta en la que solo creen sus afines, los barones están pidiendo deseos a las estrellas fugaces de cara a un temible 2019.

Cabe encomendarse al encomiable astrofísico Koothrappali, sí, el de The Big Band Theory, para que nos explique los misterios del universo, alguien que reconoce que su película preferida es “La princesa prometida”, debe contar con nuestro respeto y afecto.