Una noche especial

16 ene 2018 / 09:01 H.

Como jiennense estoy orgulloso de la importancia, el prestigio, la jubilosa acogida general acumulada por la Carrera Urbana Internacional “Noche de San Antón”. Una popularidad adquirida a través de muchos años, 35 concretamente. Es difícil entender que aquella carrera ideada por José Montané, de la que yo hice el cartel anunciador, haya cuajado en un espectáculo entrañable, fascinante, familiar, en el que participan miles de corredores que acaparan el interés de todo Jaén y muchos puntos de fuera de nuestra ciudad. La carrera de San Antón es uno de los festejos que más prestigio y satisfacción da a la ciudad del Santo Reino. Y aunque yo soy partidario de que el santoral se respete, tengo que admitir totalmente convencido de que un evento como este precisa del marco adecuado que permita poder acudir a él sin prisas para poder disfrutarlo en su totalidad.

Yo he presenciado muchas ediciones de esta carrera, casi siempre ubicado en el Gran Eje y acompañado de mi familia, sobre todo mis nietos cuando eran muy pequeñitos. Ya hace años que no acudo a la cita. Desde hace algún tiempo los que van son mis nietos, pero no como espectadores, sino como corredores. Esta reciente edición la seguí íntegramente a través de la excelente retransmisión televisiva que ofreció Onda Jaén. Y resulta un espectáculo hermoso el observar el esfuerzo de los atletas, las largas filas de espectadores que flanquean todo el recorrido alumbrando con sus antorchas, y todo eso con el fondo luminoso de los paisajes de Jaén. Ustedes ya conocen el nombre de los ganadores en todas las categorías. Muchos de ellos de gran prestigio como el ganador, Carles Castillejo, que lograba el doblete. Y lo que me emocionó fue escucharles decir con emoción tantas cosas bonitas de la carrera, de Jaén y de sus gentes.

Participan personas de todas las edades, mujeres, hombres y niños, muchos venidos de otros puntos para correr en esa noche mágica. Conmovía ver a hombres y mujeres corriendo, con los cochecitos con sus niños. Y es que en San Antón no importa llegar el primero, sino saber llegar. El premio está en ser uno de los miles de corredores que hacen que esta prueba sea hoy una de las mayores fiestas jaeneras. Una noticia muy agradable cuando los jiennenses somos tan dados a pasar de casi todo, especialmente de lo que signifique una innovación.