Una marea de alta cocina

03 dic 2016 / 11:16 H.

“Los seres humanos, a semejanza de los insectos atraviesan por tres fases o etapas de desarrollo: niños, currantes y jubilados. Los niños hacen lo que se les manda, los currantes también, pero son retribuidos por ello, los jubilados perciben unos emolumentos, pero no se les deja hacer nada”. Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza

Si los extraterrestres protagonistas del reciente Premio Cervantes aterrizaran aquí, en lugar de la Ciudad de los Prodigios, se encontrarían con algunos lugares comunes. Zanjas y baches en los que caer como en aquella Barcelona, infraestructuras públicas tocadas, cuasi apocalípticas, y, claro está, algo que llamaría mucho su atención, esa oda al viaje a ninguna parte: las paradas del tranvía. No hay galaxia donde puedan entender esa tontuna nuestra. El bicho tranviario y su esqueleto moribundo son un paisaje incomprensible que solo podemos entender los iniciados. Pero dejemos hibernar a nuestro particular monstruo en su refugio, y centrémonos en otros expedientes que suscitan nuestro interés o, al menos, deberían. La “marea del cucharón”, modesta incluso hasta en el nombre, tiene un fin, sin embargo, de alta cocina. Está empeñada en poner el foco en los problemas que tiene la sanidad jiennense, que algunas dolencias padece. Sin alarmismo, pero vigilando siempre el colesterol público. Desde los fogones de la cocina del Hospital Doctor Sagaz sacaron los pies del plato ante el olor a quemado que suponía el cierre de la cocina de El Neveral. Desde la tribuna se explica como reestructuración, pero los trabajadores lo ven como amputar un miembro que está sano. Un aperitivo para “desmantelar progresivamente la sanidad pública jiennense” tal y como la conocemos: Con sus achaques, dispersa ella, con carencias algunas a la vista y otras que sufren en silencio sus profesionales.

La maldita hemeroteca salpicaría esta columna de declaraciones grandilocuentes sobre la futura, futura, futura Ciudad Sanitaria de cargos bajos, medios, altos y hasta el infinito y más allá. Aquella vieja demanda del Colegio de Médicos para que se unificaran los servicios la Junta la entendió como una prioridad para la provincia. Eran los albores, otros, del nuevo siglo y pasan presidentes, consejeras y con tanto trajín se habrá extraviado el expediente, otro incunable para la provincia. Conviene recordar a quienes toman la crítica como enmienda a la totalidad de lo público que, precisamente, en la población ha calado un mensaje nítido de su defensa. Para una amplísima mayoría de terrestres el sistema, como en el fútbol, no se negocia, porque no se pueden permitir atajos privados y, lo que es más importante, confían en ella. Aquí, desde la atalaya del Neveral, llegaron hasta el Parlamento andaluz y sacaron adelante la Propuesta no de Ley para parar, de momento, el cierre de la cocina y desmantelar esa maldita cama X (la tercera cama en habitaciones dobles) del Médico Quirúrgico que nos recuerda que todo es mejorable con el personal y los recursos necesarios. Todos estamos de acuerdo en que nos pone lo público.

La llegada a la secretaría general del PSOE de Susana Díaz, trazada como estaba, adelanta escaramuzas y reserva parada y fonda en un diciembre de campaña, olivarera, en Jaén. Cómo replica a quienes desde dentro del PSOE marcan y diferencian entre el calor orgánico y el militante, la presidenta andaluza desea un baño tonificante y estimulante, un clásico olor de multitudes, que el Jaén socialista prepara con el mimo que requiere la ocasión. Sirva como efeméride los diez años de Ley de Dependencia y de desagravio “social” para Zapatero.