Un tiempo singular

06 may 2018 / 10:42 H.

A nadie escapa que España es singular. Vean incluso como en el uso del lenguaje se ha impuesto, y en tercera persona. La clase dirigente se ha olvidado del nosotros, en plural, salvo en campañas electorales o cuando suena la flauta de un dato positivo. Por un ministro sabemos que un juez tiene un “problema singular”. La culpa no es de nuestras leyes o la judicatura es siempre de alguien: tercera persona del singular. Que sube el desempleo, la culpa es del otro; de él. Que hay huelgas y movilizaciones, la culpa es de los sindicatos y de los trabajadores que no son pacientes; de ellos. Los pensionistas son culpables de no aceptar subidas míseras y provisionales. Que las mujeres toman las calles, culpables ellas por pretender que haya medios siquiera para poder atajar lo más inmediato, la violencia de género. Llevado a nuestro Jaén: El tranvía no anda, la culpa de ellos; de los sevillanos. Que el centro capitalino se derrumba, la culpa es de los vecinos que no tienen paciencia. Total, que entre singularidades anda la cosa. Malos tiempos para la primera persona del singular. Miedo al “Yo”.