Un respiro

20 mar 2017 / 17:45 H.

Oigan, no crean, que esto de seguir a diario el acontecer de la política, del Real Jaén y el sinfín de aconteceres de este país nuestro y, sobre todo, de nuestra ciudad, agota. Que si los jueces no dan abasto con esto de la corrupción, que si Podemos quiere echar a los curas de todas partes y que no extrañaría que quisiera acabar hasta con las curas de urgencia, que si el Real Jaén está al borde del abismo, un club sufrido cargado de contrariedades y que en los últimos meses no ha tenido más alegría que la dimisión de Tejada. Todo son problemas y ya no está uno para sufrir tantas malas noticias. Lo noté ayer, porque llegué al día de mi onomástica sin aliento para pensar en celebraciones. Y uno tiene derecho a tomarse un respiro, digo yo.

Porque no me digan que no hay diputados, senadores, concejales y otros más que no se toman sus respiros. Los hay que están todo el año respirando. Es lo único que suelen hacer en sus escaños y sillones. No abren la boca nada más que para respirar, porque no tienen más remedio. Ya estoy otra vez liado. Me quiero olvidar hoy de todo esto y en cuanto escribo dos palabras me sale el tema. Y es que prácticamente, fuera de lo que hacen y lo que no hacen los políticos, apenas hay algo de que hablar. Hoy quiero acordarme de los amigos que ayer celebraron su santo. Es imposible poner el nombre de todos en una “brisa”, pero mando un abrazo a Pepe Arias, con el deseo de que vaya mejorando de sus dolencias; a Pepe Calabrús, José Rojo, Montané, Cuadrado, Toledano, Rodríguez Gabucio, Cobo de Guzmán, Bueno, Sánchez del Moral, De la Casa, Mesa, Villar, Galián, Boyano, Díaz, Fajardo, Cámara, Aguilar, al general Fernández, al juez Cáliz, Pepa Arroyo y más.

Se que acabo de cometer una temeridad porque siempre te dejas en el tintero a alguno, pero así, a bote pronto, mi memoria no abarca más. Todos ellos, los Pepes y los que no se llaman así, saben que cuentan con mi afecto e incondicionalidad. Lo digo sinceramente, sin coba, porque afortunadamente no voy a necesitar que me den su voto para nada. Mañana será otro día y seguro que los temas de conversación serán los mismos, porque quienes los provocan también son los mismos. De todas maneras, me esforzaré y antes de escribir la “brisa” diaria, buscaré por todos los rincones a ver si encuentro una noticia que dé felicidad.