Un redentor

17 feb 2017 / 17:12 H.

Una vez más, y van más de 80, el Real Jaén busca un redentor. Alguien que haga el milagro de decir a este club en coma la frase lapidaria de “levántate y anda”. Yo viví esta situación docenas de veces. Y hasta ahora, siempre se encontró a alguien que asumió esta difícil responsabilidad sabiendo que corría el riesgo de que, como el auténtico Redentor, al final sería crucificado por los mismos que lo aplaudieran. En esta situación límite y desesperada sería bienvenido cualquiera que diera un paso adelante, cogiera las riendas y dijera: “Vamos todos adelante”.

Sería vitoreado hasta que surgiera el primer revés, algo que en fútbol es tan imprevisible como corriente. Nada importaría que hubiera soportado el peso de la cruz si el milagro no se consuma. Yo aplaudo y desde mi humildad estoy dispuesto a apoyar toda iniciativa que llevara a solventar esta agonía congénita del Real Jaén. Ya escuché cientos de sugerencias a lo largo de mi vida periodística y yo mismo participé en la consecución de algunas de ellas que supusieron una solución temporal. No es fácil, lo sé. Pero pensar que un club que apenas logró reunir a mil socios a 80 euros pueda conseguir el mismo número de socios a razón de mil euros por cabeza es una utopía.

Los auténticamente incondicionales que, además, tengan esa cantidad disponible, no llegan a tanto. Ojalá me equivocara, pero esto es una ilusión difícilmente realizable.

Se habla de formar un nuevo consejo directivo para el que se buscaría, una vez más, a un redentor que lo encabezara. Muchas opiniones coinciden en que el hombre ideal sería Higinio Vilches. Para mí no sería un mal presidente. Pero, ¿qué herramientas tiene para trabajar? Quienes se echen sobre sus hombros la responsabilidad de hacerse cargo del Real Jaén en estos momentos saben que deben partir con unas cuentas que en el haber, en la parte positiva, no cuentan con casi nada y que habrían de partir de casi cero a la hora de hacer un equipo y con una cuenta de muchos ceros en el debe.

Haría falta el apoyo masivo, que nunca se dio, de la afición. No de esa afición que, contando con los 800 auténticamente fieles de siempre, espera a que la plantilla esté confeccionada para decidirse a retirar su abono. Este club desapareció ya dos veces por falta de apoyo de los socios. En las manos de estos está que la tercera no sea por la misma causa.