Un jiennense exitoso en el olvido

El Ayuntamiento de Jaén prepara el nombramiento de hijo adoptivo de la ciudad para Alejandro Jaén Palacios, un músico, compositor y productor de esta tierra afincado en Miami desde los 80 >> Noticias en positivo que necesita esta ciudad

23 jul 2017 / 11:25 H.

Parece mentira que no tenga una calle en Jaén, con la de calles con nombres desconcertantes y de gente viva impropia de que se le colocara el letrero siendo tan jóvenes y a las puertas de mayores éxitos. Pero esa es la historia del aluvión de nuevas direcciones que propició quitar la vieja estación de Renfe y la expansión posterior del Bulevar (¿a que nadie se acuerda ya del lío de Garca?) con la que el Ayuntamiento y la concejal Nestares no daban abasto en buscar méritos y sostener compromisos. Que Alejandro Jaén Palacios no tenga una calle en Jaén es imperdonable para todos, para quienes mandan y para quienes opositan para mandar y para quienes tenemos alguna responsabilidad en que se visualicen las grandes y buenas cosas de Jaén. Y resulta, claro está, que un señor que lleva 40 años en Miami, codeándose con lo mejor de lo mejor de la música mundial, además de desconocido por la gran mayoría de sus paisanos, es que la autoridad competente le ha dado la espalda desde siempre. Él a su tierra no, la mejor y más efectiva prueba no puede ser otra que llevar a gala su tierra en el apellido, sin habérselo quitado porque Jaén es Jaén y en Miami quizá no sepan pronunciar la “j” con nuestro ronquío. Mis felicitaciones al Ayuntamiento y a su alcalde, ahora que llegan dineros para empleo del Gobierno de Madrid, porque además de lidiar con el toro de ser la ciudad con más deuda de España, se busquen cosas agradables para transitar por la vida municipal con cierto decoro y cabeza alta. Alejandro Jaén nació en Villargordo, que también debería moverse para señalar que es “su primo de Zumosol”, y está en marcha su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad y le será entregada la medalla de oro, la más alta distinción jiennense. Orgullo de sentir esta tierra, alegría de compartir unos orígenes y, por si faltaba algo, movida monumental en cuestión de músicos que se barrunta en el Ayuntamiento. Lo dicho, acostumbrados a lo más malo de lo peor, noticias como estas suponen una bocanada de jaenerismo con la que algunos insensatos como este cronista se llenan de optimismo, aunque vendrán quienes da igual cómo esté el cielo, siempre sueltan eso de que va a llover, la metáfora del tremendismo egocéntrico de que nada les parece bien, salvo su ombligo.