Un agosto en mi mochila

27 ago 2017 / 11:04 H.

A punto de concluir agosto, sus días se escapan entre mis dedos cual aceite, finaliza para mí un mes intenso. He recorrido el paisaje que cubre a Jaén de un tapiz tan diverso como maravilloso; un tiempo extraordinario donde me he empapado de la riqueza de un paisanaje único, ese que vive y articula valles y montes, ese que hace posible que exista un Jaén más cosmopolita pero no por ello mejor ni más atractivo. En el empeño, mucho sudor, demasiado, debido al esfuerzo y a un cambio climático evidente. Con la mochila cargada de vivencias veo languidecer el mes, apagarse, a mi edad se adquiere conciencia de que la luz va perdiendo intensidad. Ahora que está tan de moda el camino del norte, la gente de aquí, con intervención institucional, debería saber que para caminar y enriquecerse no hay que ir tras una vieira, basta con dejarse llevar por senderos marcados de nobles olivos, o por veredas llenas de piñas entre pinares y jaras. Bastaría con conocer nuestros pueblos y aldeas para hacer un gran camino. Mi agosto se va lleno de recuerdos y caminos, y esos no languidecen.