Trenes rigurosamente olvidados

11 feb 2018 / 11:03 H.

Renfe y Adif, los dioses de ese mundo ferroviario que vertebra nuestros territorios patrios acaban de anunciar su estado de buena esperanza. Del Adán-Ave extraen una costilla-bogie y nace Eva, el nuevo tren —de color rosa en los avances— y low cost en los bolsillos de los clientes, que no viajeros. En las alturas de la clasificación siguen los otros retoños de la pareja, Altaria, Alaris, Avant, Alvia... todos con su letra A dispuesta para ser reconocidos en la vorágine de vías, estaciones y “apeaderos”, esos bucólicos lugares que, aun en vías de extinción, perfuman de nostalgia nuestras almas viajeras.

Todo ello en otras tierras. Pero, ¡ay!, por las traviesas antañonas del trazado jaenero no circula casi ni la añoranza. Nuestro tren ni siquiera tiene un nombre que empieza por A como sus “hermanos mayores”. Es más, carece de denominación específica. Solo una sigla desvencijada como alguno de sus vagones: MD. Media distancia. Un genérico entre Cercanías y Grandes Líneas, entre lo aledaño y lo remoto. Algo sin sitio, sin lugar, sin alma, como tantos “entes” referidos a Jaén. Desde los tiempos del viejo “Platanito” —un experimento fallido que dio color al recorrido Jaén/Madrid— los trenes que nos han unido al resto del país nunca han pasado de las verde-metalizadas primero y azuladas después “unidades eléctricas” con velocidades lastimosas que poco o nada impulsaban a unirse al selecto grupo de los usuarios ferroviarios.Los años han ido pasando y, como la pescadilla famosa del refrán, no hay viajeros al no haber trenes y no hay trenes al no haber viajeros. Una falacia solo sostenida desde la inoperancia, la inutilidad y la falta de empeño de políticos de muy distinto pelaje incapaces de impulsar como merece la conexión por tren desde nuestro Jaén.¿Alta velocidad en nuestra provincia? ¿Velocidad alta? Juegos crueles de palabras que no se hacen realidad a pesar de las promesas (incumplidas) o de los presupuestos (insuficientes o irreales).

Y cuando se diría que la historia podría virar hacia un futuro como merecemos, aparece un nuevo actor en el juego: el traslado de la estación a los lejanos confines de la civilización abandonando el centro actual. ¿Un nuevo pasatiempo para despistar? ¿Un esbozo de trazo grueso sin alma ni base real? ¿Tan complicado es que Jaén tenga un puesto en las redes ferroviarias? ¿Nadie habrá que imponga sensatez, cordura y buen juicio en cuanto al tren en nuestra ciudad y provincia? Somos muchos los que preferimos el ferrocarril a la carretera pero no nos lo ponen fácil. ¿A qué puerta hay que llamar para conseguir un tren con enlaces, horarios y calidad adecuada al tiempo que vivimos?

Jaén, como en tantos aspectos, merece más. Luchemos.