Todos a examen

29 oct 2018 / 11:33 H.

Será el dos de diciembre. Porque así lo han querido la presidenta andaluza, Susana Díaz, y las circunstancias políticas de los últimos meses. Cuando se escuchan reproches a la convocatoria por parte de algunas fuerzas políticas, no cabe sino sonreír. Apuntan a intereses de partido. ¡Pues claro! Sería síntoma de estupidez que la lideresa del socialismo andaluz no “aprovechase” el momento de debilidad de los otros partidos a la hora de fijar la cita de los comicios. ¡Hasta ahí podríamos llegar! Otra cosa es que el resultado que arrojen las urnas sea o no satisfactorio para el partido que gobierna, de manera ininterrumpida, nuestra comunidad desde el inicio del período democrático. Porque, hablando en plata, no lo tiene fácil el socialismo andaluz. Cuarenta años de permanencia ininterrumpida en el poder producen un efecto hasta cierto punto desmotivador: “Siempre los mismos... deberíamos cambiar...”.

Siendo de peso esa argumentación desde el punto de vista democrático, no lo es menos la escandalosa pobreza argumental de quienes rivalizan y disputan el poder a los del puño y la rosa. Populares y Ciudadanos centran su precampaña electoral en que debemos votarles a ellos para que no sigan “los mismos bailando con las mismas”, como dice un refranillo pealeño. Pero el electorado barrunta que, para que el votante pretendido decida cambiar de pareja, habrá que seducirlo, guiñarle el ojo, acicalarse un poco, cuidar el atuendo, pasar antes por la peluquería, redoblar las dosis de cremas reafirmantes... No sé, dejarse llevar por las recetas del glamour. Y nada de eso se atisba entre los pretendientes al poder andaluz. El Partido Popular de Moreno Bonilla parece tan trasnochado como el de Javier Arenas, Celia Villalobos o Juan Ignacio Zoido. Juan Marín, el líder de Ciudadanos, provoca tan poco rechazo como entusiasmo, desdibujado en las alturas baloncestísticas de su torre marfileña. Y Podemos no puede evitar las visibles grietas de la división interna, ensanchadas por la pesada digestión de Izquierda Unida y por proyectos ideológicos que van desde el pragmatismo socialdemócrata hasta las ínfulas revolucionarias de asaltar San Telmo con planteamientos leninistas. ¡Mucho que coser y recoser en la formación de Pablo Iglesias, ayuntada con los seguidores del carismático y brillante Alberto Garzón!

Con el panorama antes descrito, no hay que ser un lince para haber pronosticado meses atrás, desde esta misma columna, que los andaluces acudiríamos a las urnas antes de tomarnos las uvas del 18. Ningún mérito por mi parte. Lo sabían hasta esos niños andaluces de diez años a quienes la ex ministra Tejerina menospreciaba semanas atrás. En una metedura de pata, no por repetida, menos deleznable. Como si le hubieran puesto un sueldo desde el equipo de campaña de Susana Díaz, vamos.

El 2 de diciembre aquí, en Andalucía, se examina “tó” Dios, valga la irreverencia. Susana, que tiene difícil mejorar los resultados de cuatro años atrás. Pedro Sánchez, ante su primera cita en las urnas tras ser investido presidente del Gobierno. Juan Manuel que deberá partir peras con el ascenso de Ciudadanos, amén de su escasa sintonía con los actuales mandatarios de la calle Génova. Teresa Rodríguez, extremando el cuidadoso equilibrio sobre la cuerda floja del paisaje podemita. ¡Todos a examen! Finalmente, y por aterrizar en nuestro Jaén, será difícil, por no decir imposible, que el socialismo jaenero, liderado por Paco Reyes, mejore los apabullantes resultados obtenidos convocatoria tras convocatoria. Cuando el apoyo repetido en las urnas resulta tan abrumador, parece casi impensable augurar un ascenso. “Virgencita, que me quede como estoy” viene que ni al pelo para el equipo de la calle Hurtado. Un elemento favorable: los socialistas cuentan con un cabeza de lista, el alcalaíno Felipe López, bastante por encima, en cuanto a popularidad e imagen pública, de los candidatos competidores. Y una sombra de inquietud para quienes gobiernan la provincia: ¿cómo repercutirá en los resultados electorales la delicada situación abierta por la crisis abierta en el interior del socialismo linarense? Veremos.