Tócala otra vez Chun Wang

29 abr 2017 / 11:21 H.

Pucherazo, tongo, fullerías... El sistema “electoral” de los partidos políticos es tan participativo a la par que nítido que cuando se presentan varios candidatos suele reinar el caos, el tumulto. Así que al cierre de las urnas todo acaba como el rosario de la aurora. Las familias, con su camarillas previas, y los servicios prestados son más fáciles de reconducir con un candidato de consenso, uno por aclamación. Más trabajo en la sombra, y menos luces y taquígrafos (viejuna expresión). La votación de los candidatos para el XII Congreso Provincial del PP amenaza con dejar morado y tocado al partido. En nada ayuda un reglamento que parece extraído de un jeroglífico egipcio y una comisión organizadora bajo sospecha desde su creación e incapaz de darle credibilidad a la partitura.Al PP jiennense, este inesperado proceso electoral, le ha cogido como al finalista chino del Premio “Jaén” de Piano, Chun Wang, en chanclas. A la improvisación se le une la tozudez de un Fernández de Moya tocado en su orgullo. Tras 17 años como presidente confiaba en dirigir su transición cuando lo considerara oportuno y no contemplaba ni de lejos tener que renunciar a su obra, a su toque de autor. Abierto el partido, comprueba que la unidad es tan ficticia como las populares muñecas rusas. En cada “matrioshka” se encierran unas cuantas opciones de este Partido Popular, antes tallado a su imagen y semejanza. En una de ellas la “agraviada” provincia; en otra no tan pequeña, los resabiados, que no habían tenido oportunidad de parlar de lo suyo y en otra, los que postulados para la sucesión se vieron solos en la fría estepa siberiana. Nadie conoce a nadie.Algunos afiliados, dislocados ante tanto cambio, tuvieron que matizar y cambiar su intención de voto en redes sociales al minuto, casi como si fuera Tablero Deportivo. Sin tiempo para una buena purga, la disidencia tocó a arrebato cuando desde Madrid descabalgaron al líder. Quizá en un gesto magnánime o si lo prefieren de “pelillos a la mar”, el poderoso secretario de estado de Hacienda, tras sacudirse el polvo, bien podría haber dirigido su dedo sucesor hacía un combativo Miguel Moreno que, sin duda, ha reactivado el flujo sanguíneo del partido en la provincia. El gesto de “fair play” no llegó y el terreno de juego está lo suficientemente embarrado para que nadie salga limpio. Y es que, entendida como afrenta la propia candidatura del alcalde de Porcuna, su jugada sucesoria con Juan Diego Requena amenaza ahora con quebrar el partido.

La convulsa votación, las inquietantes denuncias y un recuento esperpéntico dejan en evidencia un proceso que arrancó con todas las suspicacias. Además con un dilema de los que crean afición: la valía de los votos, un afiliado un voto, o la maquiavélica y legal de los compromisarios elegidos para coronar al líder. Esta última carta marcada que se reservan los partidos para corregir su propia democracia interna es tan resolutiva como difícil de explicar. Los magos utilizan el ardid de forzar nuestra atención hacia algo sin que nos demos cuenta y, mientras tanto, realizan el truco, y hacen desaparecer de la escena el conejo, la caja y a la señora del quinto. Esa ceguera por desatención, en este caso, es imposible porque todos los focos y las miradas estaban puestas en un proceso en el que muchos afiliados y simpatizantes tenían esperanzas en abrir una nueva etapa, sin tutelas. A su manera. Acabada la noche de los cuchillos largos y las sonrisas prietas, no puede haber dos ganadores y el partido tendrá que encontrar el cauce necesario, al menos de cara al público, de que el ganador tenga toda la legitimidad posible. El dilema de los afiliados ahora es si dar por bueno el truco, es decir, dejarse engañar, o apuntar donde está el conejo. Por cierto, Chun Wang, el finalista en chanclas, se proclamó vencedor del Premio “Jaén” de Piano y, claro, todos tocaron al son de su partitura.