Tirar por elevación

05 ene 2019 / 10:08 H.

En días en los que andamos como pollos sin cabeza en los centros comerciales, zombis por las calles cegados por los escaparates, con los dedos rápidos en el sofá para que el señor Amazon nos empaquete en tiempo y forma, también en los centros de alto rendimiento de la política hay una actividad inusitada, les ponen lazo a pensamientos, argumentos, ideas peregrinas y lotes para ser consumidos en horas, no más. La fecha de su caducidad llega hasta la siguiente polémica en Twitter o al mirar de reojo la última encuesta del CIS de Tezanos, que ha logrado convertirse en el Avecrem de los sondeos, cuece y enriquece, con nombre propio, cocina de autor. La fugacidad al poder, el valor de la novedad es en sí mismo una cualidad y el futuro sazonado con planes, congresos y proyectos nos mantiene distraídos y a ellos ocupados en la cosa pública. En ese contexto, también hay que decirlo, un político con ideas perdurables, con una línea, está desfasado, es un carcamal, que solo viene bien para ciertas fotos y como recurso informativo para cuadrar reportajes, siempre que sea breve. Ante el cataclismo de las últimas elecciones andaluzas, corre como la pólvora que la clave estuvo en que los comicios se explican solo por la contaminación de la temática nacional que, dando por buena la causa del siniestro, no explicaría el olor previo a quemado. Ahí queda la figura retórica de tomar una parte por el todo. En cualquier caso, la fórmula simple tiene éxito para quienes no quieren aprender, a estas alturas, trigonometría política. Con eso y tirar a VOX les puede bastar durante un tiempo en el PSOE, pero seguro que alguna eminencia gris del partido anda más ocupada en detallar todas las explicaciones y, sobre todo, buscar un relato que conecte de nuevo, cuanto antes, con el andaluz descarriado. Si el cardenal Richelieu necesitaba de esos consejos que no requerirá, ahora, una Susana Díaz sola ante el espejo. En aquello de tirar por elevación, el alcalde de Jaén, Javier Márquez, de vuelta al curso político, aún anda rentabilizando la iluminación navideña, ya se sabe que en Jaén, hasta San Antón, Pascuas son, aunque si por él fuera la Navidad se estiraría hasta la calima. A tenor de sus prioridades y “sintonía” con Moreno Bonilla quizá sea este el alucinante año de las luces para esta capital en retirada. Tranvía, Ciudad de la Justicia, Deportiva, Sanitaria y todo lo que quepa en el cesto, también unas almendras garrapiñadas. Como lo de aquello de la micropolítica que patentara su otrora líder espiritual, Fernández de Moya, en épocas de nula inversión municipal, ya está amortizado, aprovecha su condición de presidente del Consejo de Alcaldes del PP para “estar en la pomada”. Así, desde la atalaya del Santo Reino, conmina a todo el PSOE a que sean valientes y levanten la “voz” —¿y por qué no la coz?— para exigir a Pedro Sánchez que deje de hacerle el juego a los independentistas catalanes. Es cierto que Torra, nuestro nada entrañable Alf independentista, es recurrente como lo era la pérfida Albión como temática, pero habrá que centrar la vista, de tarde en tarde, en lo local, que para eso se reunirá el mencionado consejo de sabios. Mas para que nada desentone y entre en cintura después de las opíparas comidas navideñas, aunque sea con calzador, lo llevamos a nuestro terreno: “¿Qué precio nos está costando a los jiennenses el acuerdo del PSOE con los independentistas?”. Y ya con esa frase multiplicada, con el leve cambio del gentilicio, podemos dar por concluida una sesión más. Arranca un 2019 que prometerá muchas cosas, la mayoría para Jaén ya enumeradas, aunque cada vez nos las cuenten a menos, por esa sangría demográfica que viene de lejos. El aforo de la parroquia se limita por aquello de tener que buscar calor espiritual donde, al margen de la prédica, también hay trigo. Y habrá que levantar la voz porque la España olvidada reclama su sitio, y tampoco somos los primeros.