Tierra Media

23 ene 2019 / 12:29 H.

Cuenta la leyenda que en aquellos días de Kali-iuga, en el ominoso domingo 2 de diciembre, cual terribles orcos: 400.000 votos implacables cayeron sobre las miles de urnas orientadas por Andalucía. De entre aquellos únicos señalados: doce fueron renombrados como sus representantes del cigoto ultra agazapado entre un populismo embaucador de hastiados y descontentos que rozaban la desafección. Sauron había despertado. Todos los reinos progresistas del país de las Españas temblaron en aquel momento. No hubo ejércitos de elfos ni enanos... Cuarenta y cuatro días después; cientos de oleadas de mujeres tomaron las plazas y calles de aquel país que, por boca de los doce que fueron renombrados, resucitaba la crueldad de un mundo pasado de vencidos y vencedores, siendo estos últimos, sedientos de venganza, los que insuflaban la imposición autoritaria de rancias doctrinas que tanto dolor y sufrimiento causaran entre los habitantes de la Tierra Media que en el pasado oscuro fuera España y que hoy tratan de reconquistar desde Andalucía... El espejo de Galadriel ya había dejado ver, “será de la mano de las mujeres desde donde vendrá la derrota de Sauron y aparecerá la liberación de la Tierra Media”. Aun así, Susana, baronesa entre barones, cual Saruman no supo ver. Durante los cuarenta y cuatro días la solución estaba en sus manos, (apoyada por Teresa), en saber ceder. No ante lo que los doce renombrados pretendían, sino en base a un acuerdo a cuatro pasando por dejar la presidencia y vicepresidencia a los compañeros de viaje de los doce. Ese “sacrificio” hubiese dado al traste con los pactos PP, Ciudadanos y Vox que, entre otros, torcerá la legítima defensa contra la violencia machista. Por ello, ahora, lejos de la indiferencia, vuelven a ser las mujeres comunes las que desde su lucha diaria, contagiando al resto de actores sociales que cobijan los avances democráticos en derechos y libertades desde la igualdad, defenderán y restaurarán la dignidad que el tripartito andaluz ensaya usurpar al pueblo soberano; que a veces, solo a veces, está en la inopia con la consciencia aturdida ante las más serias amenazas que en este caso han sido permitir en plebiscito que la ultraderecha recalcitrante obtenga representación en sede parlamentaria.