Tiempo de castañas

26 nov 2017 / 20:44 H.

Toma castaña! No entendamos en un primer momento esta expresión como un llamamiento o consejo vehemente de algún doctor nutricionista o afamado dietista que intentara convencernos de las múltiples propiedades de este preciado fruto, que tenerlas las tiene y muy loables, sino como una manifestación de estupor o sorpresa ante algo bueno, malo o novedoso que nos acontece. Los ciudadanos yacentes en este maravilloso país, llevamos tomando castañas todo lo que va de año y mucho más, en el sentido de que no pasa el día en que no nos veamos sobrecogidos o desconcertados por noticias que tienen la cáscara dura y la piel amarga, noticias tóxicas cuando menos para cualquier persona medianamente inteligente, noticias de un país que parece estar representando una opereta chusca, una zarzuela burda, insulsa, y si me apuran un tanto, diría que bastante soez. No se puede entender tanto despropósito, tanta desfachatez, tanta ignominia. Impera la irracionalidad, la inoperancia, la cerrazón, el hostigamiento mediático, el estéril enfrentamiento por causas y fines opacos, por intereses zafios y del todo insolidarios. No puede ser asumible por mente mínimamente racional este esperpento, como tampoco es aconsejable pillarse una castaña para soltar lastre, para eludir el problema y la responsabilidad, para despotricar siempre contra el otro. En el escenario nacional tenemos actuando en estos momentos a un expresidente de comunidad autónoma en voluntario autoexilio, a unos exgobernantes de esa misma comunidad en talego involuntario, a unos ex-presidentes del gobierno declarando, pontificando, más elocuentes y beligerantes quizás que cuando ostentaban el gobierno y en consecuencia el poder, sembrando más confusión que ilusión; también hemos puesto en escena a un sinnúmero de jueces con el propósito de juzgar con arreglo al buen juicio del gobierno de turno, seguramente buenos jueces que acabaran con algún tipo de esquizofrenia no filiada. Es más, por si esto fuera poco, en la compañía de teatro del absurdo llevamos a exjueces presuntamente injustos pero eficazmente suspendidos y apartados que van llorando sus penas por los rincones de tertulias y aforos, como la Zarzamora. Para mayor abundamiento, entre bambalinas se encuentran los “pertinaces y recalcitrantes” parados , muchos de nuestros hijos que se están buscando la vida por esos mundos de Dios, y demasiadas personas desesperadas que se arrojan a esta tierra de España creyendo que alguien le va a firmar los papeles del paraíso. En Jaén ya somos veteranos, y sabemos que nadie nos va a sacar las castañas del fuego, y a España en general tampoco. Pero eso no va impedir que estemos alegres como unas castañuelas.