También perdimos el tren

05 mar 2016 / 10:35 H.

Triste y sola, como un simple memorial y recordatorio, sigue en pie la estación de tren de Andújar. Desolada y coqueta está su sala de espera y desiertas, solazándose al sol, su vía principal, con dos derivadas, ocho vías muertas y las que llegan hasta la vecinas instalaciones de Koipe. Una fotografía aérea podría hacer creer que se trata de una estación de envergadura. Nada más ajeno a la realidad. Hoy, esta vieja estación es ya una pieza de museo, con escasos viajeros, la mayoría estudiantes que se desplazan a Sevilla o Córdoba.

La estación, desde el 15 de septiembre de 1866, fecha de su inauguración, fue una de las pioneras, gracias a los esfuerzos del General Serrano, el arjonero Duque de la Torre, Regente del Reino. El primer tramo hacía el recorrido entre Vilches y Córdoba, siendo Andújar uno de los puntos importantes de viajeros de la campiña norte y sur, incluso de la capital. La obtención de la concesión de dicha línea por parte de MZA fue de gran importancia, dado que permitía su expansión hacia el sur, después de lograr enlazar con Madrid los dos destinos que hacían honor a su nombre —Zaragoza y Alicante—. En el año 1941 la nacionalización de ferrocarril en España supuso su integración en la recién creada Renfe.

Pero Andújar, como el resto de la red ferroviaria de Jaén, quedó desplazada por el trazado del AVE. Fueron los gobiernos socialistas de Felipe González, en días de vino y rosas, buscando el bien de Sevilla, no solo dotándola de todo el empleo que generan los servicios de las administraciones públicas, sino también de accesos desde Madrid a través del viejo Camino Real, atravesando Despeñaperros por Brazatortas, haciendo de Córdoba el auténtico centro neurálgico Andalucía. Y Andújar, pese a ser lugar estratégico de comunicaciones de la Campiña, cercana a la capital a través de la carretera que la une por Lahiguera y Fuerte del Rey, fue víctima de ese trazado. Las promesas de trenes lanzaderas al AVE se fueron olvidando. Hoy, el olvido, la desidia y el silencio han hecho de esta pequeña estación un simple monumento histórico.