Supervivientes

19 mar 2018 / 09:13 H.

Cuando hace años se inició el programa televisivo “Supervivientes” tenía mucho más atractivo e interés que ahora. Desde hace algún tiempo en España hay millones de supervivientes que deben superar muchas más dificultades diarias que a las que se enfrentan los concursantes sólo por un corto período de tiempo. Y además lo hacen por su gusto y están muy bien pagados. De ahí que el mérito vaya decayendo. Es mucho más supervivientes el ciudadano que está en el paro, el que cobra el sueldo base, el que trabaja a tiempo parcial, el jubilado que percibe una miseria de pensión y debe mantener una familia e incluso ayudar a sus hijos y a sus nietos. Estos sí son verdaderos supervivientes, a los que nadie hace caso, porque son tantos que ya ni siquiera llaman la atención, sobre todo la de los políticos.

El pasado jueves se inició una nueva edición de “Supervivientes”, con escasas novedades. Incluso repiten una vez más los presentadores, Jorge Javier Vázquez, Lara Alvarez y Sandra Barneda. Ya se sabe cómo se hace el “casting” de estos programas, pensando siempre en incluir personal que siembre la polémica, las discusiones, los escándalos. Normal, ésta es la salsa del programa y la que satisface el paladar de los miles de espectadores que lo siguen. Yo soy uno de los que sigue este “reality” al principio, para conocer la identidad de los concursantes, sobre todo de los que conozco y sé que se van a agobiar en la selva. Luego, ya pierdo interés porque voy conociendo el paño y empiezo a aburrirme con las mismas cosas de los mismos concursantes.

Confieso que en este primer programa hubo un detalle que me llamó la atención, aunque no es la primera vez que veo a un adivino quedar en evidencia. El maestro Joao, de quien nada sabía antes, ha ido con la etiqueta de vidente y no dio una. No sabía ni donde tenía que buscar la anilla a pesar de que la presentadora lo había repetido varias veces. Tampoco demostró demasiados conocimientos sobre de qué va el programa al elegir a su equipo, sin duda una presa fácil para el bando contrario en las pruebas físicas. Mala publicidad ha empezado a darse el maestro Joao. Se puede pensar que él eligió a las personas de su equipo pensando en pasar unas sobremesas apacibles, con gentes bien a venidas. Y ya verán como en eso tampoco acertó. Pero bueno, esto no ha hecho más que empezar y, además, sólo es un juego. ¿O no?