Subversión, política y cara duras

Quien alienta desobedecer la ley siempre ha tenido el peso del Estado democrático y de Derecho encima, ¿pasará lo mismo con Cataluña y los independentistas o el olvido será parte de la negociación? >> Aquí estamos, pero qué mal lo hicimos

10 sep 2017 / 11:23 H.

Hay subversión en Cataluña, van a liquidar el orden establecido y no hay vuelta a atrás. Extrañan dos cosas, la primera, muy lejana, que el Partido Popular convirtiera el Estatuto catalán en manantial de votos en el resto de España planteando un recurso en el Tribunal Constitucional por una hoja de ruta que habían votado mayoritariamente sus habitantes (año 2006) y, segundo, que ninguno de nuestros gobernantes actuales con mando en plaza creyera realmente que fuese a pasar lo que está pasando. Subversión por fracaso de la política y cara duras que dicen lo que no es, que inventan lo que les interesa y amparándose en lo que no existe (el derecho a la autodeterminación de mi rellano de escalera) se vayan de España. No hay ley ni orden en Cataluña, no es de ahora, hace tiempo que se puede hacer lo que se quiera, que para eso hablamos de política y democracia (que ni una ni otra existen sin derechos y deberes) lo que supone que si nos juntamos unos cuantos ya hablamos por los demás. Ni olvido ni es necesario volver a algo ya sabido, que en Cataluña ha habido despilfarro y mangantes (presuntamente) como en otros lugares de España, solo que allí todo hace indicar que la pena será más leve, delinquir será más barato. ¿Por qué? Pues porque como habrá que negociar (dicen todos los entendidos) negociarán para que los que se saltan la ley y asaltan el orden constitucional se vayan de rositas, pelillos a la mar, que decimos coloquialmente. Ciertamente que a Jaén le pilla Cataluña muy lejos, muy cerca si hablamos de los miles y miles de emigrantes jiennenses que han ayudado a engrandecer tan maravillosa tierra con su sudor en sus fábricas (que nos las pusieron aquí) pero ni nos va ni nos viene lo que allí pase y me explico para que no haya dudas: Cuanto más chillan en Cataluña (y más callamos aquí) menos inversiones vienen para el Sur, cuanto más agraviados se sientan quienes más tienen (más renta per cápita y más infraestructuras, no hay que citar más ejemplos) menos se fijarán en una tierra olvidada como Jaén, alejada de todos los focos de progreso y ensimismada tanto con su destino que no acierta a entender que estará condenada eternamente a sobrevivir.