Soñando Jaén

    02 sep 2021 / 20:20 H.
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    Esta mañana me han despertado cuando me hallaba disfrutando de un sueño de lo más gratificante. Me encontraba soñando que Jaén se inundaba de turistas que se habían desplazado a nuestra tierra por distintos medios. Unos venían en sus automóviles, a los que dejaban estacionados en los aparcamientos de Vaciacostales, para montarse desde allí en el tranvía e introducirse en el centro de la ciudad. Otros en tren, llegando a través de unas vías soterradas que los dejaban en una preciosa estación intermodal, donde conectaban con el tranvía o con las líneas de autobuses, tanto urbanos, como del consorcio de transportes metropolitano. En esta misma estación, se ubicaba una oficina de “Información y Turismo”, donde les mostraban las distintas actividades para realizar en la ciudad y sus alrededores. De las que más aceptación tenían eran: “Rutas senderistas a través de los parques
    periurbanos que rodean Xauen”, “Excursiones en
    4X4 para visitar Castillos, Murallas y Fortalezas”, y “Paseando por Nuestros Museos”. Ni que decir tiene que los castillos, torres y murallas de las rutas se encontraban perfectamente restauradas, presentando sus correspondientes paneles de información con comentarios de leyendas y batallas allí acaecidos. Por supuesto que el precioso edificio que albergaba el Museo Íbero, se hallaba repleto de contenido.

    Pero la actividad que se llevaba la palma era “Paseando por Jaén”. Esta ruta comenzaba, como no podía ser de otra forma, en la “Cámara Oscura de Capuchinos”. En el interior de esa torre, por medio de unas lentes, se producían visualizaciones a color en tiempo real de la ciudad. Estas imágenes eran proyectaban sobre una mesa blanca, donde le
    explicaban al visitante los principales puntos a tener en cuenta para su posterior visita.
    Al salir, hacían una parada en el mirador
    de la Alameda, pudiendo contemplar esas Peñas de Castro o ese Cerro del Zumbel, cuyas aristas representan el paisaje de nuestra niñez. De ahí, el guía los llevaba callejeando por el barrio de San Ildefonso, serpenteando y contando mil historias de ese antiguo arrabal, deteniéndose en sus principales
    monumentos, para hacer parada posteriormente en la plaza de Santa María y realizar
    la obligada visita a esa joya que alberga el rostro de Cristo.

    Continuaba la ruta por la antigua calle “Juego de Pelota”, deteniéndose en el Camarín de Jesús, para adentrarse en esa pinacoteca al aire libre en la que habían convertido al barrio del Almendral. De ahí se ascendía hasta el recién inaugurado mirador “Cerro del Tambor”, desde donde se contemplaba una imagen única de la Catedral. Para ponerle la guinda al pastel, solo quedaba comenzar la subida a la Cruz del Castillo a través de unas escaleras mecánicas cuyo inicio se encontraba en los aparcamientos de la Merced. Esta subida discurría paralelamente a la recién restaurada Muralla Sur, encontrándose esa zona del cerro reforestada, por lo que la subida se convertía en un precioso paseo entre pinos.

    Si nos fijamos, este sueño tiene visos de realidad, ya que muchas de las infraestructuras que visualicé, las tenemos más que terminadas, y solo queda ponerlas de nuevo en marcha, como el famoso tranvía o la cámara oscura. Otras, como la estación intermodal o las escaleras mecánicas, no son algo inviable, solo hay que pelear por conseguirlas.

    Dentro de este sueño hay deseos que no pueden esperar, como la reparación urgente de la muralla sudeste de la ciudad.

    En 2019, la asociación de vecinos “Entrecantones”, solicitó al Ayuntamiento la evaluación del estado en que se encontraba la mencionada muralla, ya que apoyándose en un informe realizado por catedráticos de la UJA, que entendían que había, y hay; “un peligro de derrumbe cierto, por haberse abierto importantes brechas en varios puntos del lienzo de la muralla; lo que puede acarrear, aparte de pérdida de patrimonio, daños materiales en las viviendas próximas al aparcamiento de la Merced, así como daños corporales por este posible derrumbe”. Ojito que estáis avisados.

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