Solemne esplendor

24 mar 2016 / 17:00 H.

Que me perdone la señora Colau, pero yo soy de los que aún sienten emoción, les hierve la sangre en las venas y notan acelerarse el corazón cuando contemplo con admiración desfilar a la Guardia Civil o la Legión al paso marcial de la marcha de “Los voluntarios”. Esta sensación la tenía desde mi infancia pero, después, me emociona aún más porque me recuerda aquel 8 de mayo de 1960 en que, en el madrileño Paseo de la Castellana, juré fidelidad a la bandera de mi patria. Algo de lo que todavía me siento orgulloso, pese a quien pese. Por esto, desde siempre me gustaron los Miércoles y Jueves Santos de Jaén, porque tradicionalmente en los desfiles procesionales de esos días desfilaban la Legión y la Guardia Civil, una tradición que a veces se interrumpió con respecto a los legionarios, pero que siempre se mantuvo con la Guardia Civil, desde que allá por 1941 la Benemérita fue nombrada hermana mayor de la Cofradía del Cristo de la Vera-Cruz y María Santísima de los Dolores.

Esto aconteció siendo jefe de la Comandancia de Jaén el teniente coronel Luis Marzal Albarrán, a quien conocí bastante bien porque ejerció su jefatura hasta 1952, al ser ascendido a coronel y marchar a Córdoba. Don Luis fue un hombre popular y gozaba de respeto y simpatías en nuestra ciudad, sobre todo, creo yo, porque era un gran aficionado al fútbol y ayudó al Real Jaén en todo lo que estuvo en su mano, al punto de que el club jiennense llegó a crear un trofeo con su nombre cuando Marzal fue ascendido a general y fue nombrado sub-director de la Guardia Civil. Y hay que decir que, desde Sevilla, donde tenía su residencia, atendía cuantas peticiones de ayuda y colaboración le pidió el Real Jaén. Como anécdota, les recordaré que hubo dos guardias civiles que jugaron en el equipo blanco: Gabella, en los años 44-45, y Segovia, en los años 47-49. y con este llegué a tomarme algún café bastantes años después. Ambos contaban con el apoyo entusiasta de su teniente coronel.

Todos los recuerdos cuentan y dan valor a la historia de cada uno, pero, por encima de mis evocaciones particulares, lo que cuenta, lo que tiene valor, es que la presencia de estos dos cuerpos, Guardia Civil y Legión, da realce, esplendor y solemnidad a nuestros desfiles procesionales. Por eso es bonito que la tradición continúe, pese a la señora Colau.