Sociedad dual

12 jul 2023 / 09:37 H.
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Los politólogos nos advierten desde hace años de que los procesos electorales se dirimen por cuestiones emocionales que son las que mueven y condicionan el voto de la gente. Es decir, que no importa tanto la gestión de los gobiernos como construir relatos que emocionen, polaricen y agiten los sentimientos que provocan que las personas se inclinen por unos u otros partidos. En España la entrada en escena de Vox y la deriva populista que inauguró el PP de Casado nos han colocado en un relato simplista de mensajes cortos y directos que conectan bien con los sectores más descontentos de las sucesivas crisis que hemos vivido. Pero, sobre todo, la derecha ha construido un relato político basado en el odio, el desprecio y el insulto al adversario que generan una reacción fácil de rechazo al contrario, aunque no se conozca bien cuales son los motivos que nos conducen hacia ese imaginario de rechazo y odio. La batalla contra el “sanchismo” que han diseñado Vox y PP actúa como acicate de una sociedad que siempre encuentra motivo de “caña al mono”, aunque el mono sea nuestro mayor valedor. Resulta llamativo además que en esta época de confusión, manipulación y “fake new”, Vox haya incluido en su estrategia de propaganda desde hace tiempo, elemento de conexión con las clases trabajadoras y obreras, que son las que les están aportando el caladero de votos para su ascenso electoral. Se han alineado así con sus colegas de la extrema derecha europea alentando a la clase trabajadora a posicionarse contra la inmigración, incluso construyendo sindicatos propios como el denominado solidaridad, más cercanos a los sindicatos verticales del franquismo que al movimiento sindical europeo que tanto ha hecho para fortalecer desde los años 60 la Europa social y de derechos. Vox ha encontrado en este sector que teme que los “inmigrantes le quiten el empleo y se lleven las prestaciones”, un punto fácil para su manipulación y discurso negacionista contra el cambio climático, la xenofobia, la homofobia, el machismo y esos valores reaccionarios y antidemocráticos que pregonan. Esta ideología reaccionaria que está teniendo eco en diferente sectores de la sociedad resulta más difícil de entender en sectores que necesitan justo de las políticas públicas del bienestar, que la derecha aborrece y arrincona, para poder vivir dignamente y tener asegurado el acceso a la educación, la salud y los servicios sociales. Los mayores beneficiarios de todos estos servicios públicos se encuentran votando a opciones políticas que no sólo no cree en esos servicios públicos que recortan, y que les perjudican en su día a día, sino también en la libertad de elección, por no hablar del boicot a la liberad cultural y de pensamiento. En esta campaña dual de bloques, el de la izquierda y el de las derechas resulta interesante analizar el modelo de sociedad dual al que nos conducen. Sólo hace falta ver los programas electorales y lo que hacen estas alianzas en las comunidades donde gobiernan, para entender que la derecha nos conduce a un modelo de sociedad dual que creíamos superado tras más de medio siglo de democracia, donde por un lado se sitúan las gentes que ellos denominan “gente de bien” y que son las que deben según su ideología seguir ostentando los privilegios que le otorga el haber nacido en ese club y el pelotón de la mayoría que debemos de conformarnos con anhelar durante toda la vida formar parte de ese club.

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