Sin red ni pantalla

30 mar 2019 / 11:21 H.

V enimos de un tiempo no muy lejano donde te enseñaban a recitar de memoria la tabla de multiplicar, los ríos, las cordilleras, los mares y los nombres de los reyes godos. Todas esas materias dentro de un mismo soniquete y copiadas de la pizarra, fueron el disco duro de aquella primera enseñanza. Libretas de caligrafía, mapas mudos, flauta de caña, dibujos y manualidades fueron entonces las herramientas de aprendizaje. Una manera antigua de empezar a enseñar, casi en desuso y que a día de hoy está aplicando la escuela de Palo Alto en California. Allá donde se produce y vende lo más granado de la tecnología digital, mandan sus niños al cole con unos lápices y unas cuartillas. Ni móviles, ni ordenadores, ni tabletas, las pantallas están prohibidas y hasta los diez años no tocan un teclado. En el reino mundial de los algoritmos y redes saben que los efectos nocivos de la exposición a las pantallas van desde alteraciones al sueño a agresividad, y por eso educan a sus hijos sin máquinas, el aprendizaje empieza en descubrir la emoción de dibujar un sencillo triángulo. Y nosotros dejándole el móvil al niño para que se calle.