Semana Santa
en Jaén

09 abr 2019 / 16:45 H.

T odo es según el cristal con el que se mira. Que se quieren ir a la playa para hacerle una visitica a las medusas, pues yo que me alegro. Que se quieren quedar en Jaén porque ir con sus vírgenes y cristos es su ferviente deseo, también lo celebro, pues al fin y al cabo, celebrar con tristeza la bárbara muerte de un hombre bueno como Jesús tiene, además, la recompensa de cumplir con los dictados de su corazón cristiano. La calle está embalsamada de incienso y cera derretida por las velas que alumbran y lloraban al mismo tiempo. Huele a rojos claveles reventones puestos en las plantas de Cristo para hacer más llevadero su triste itinerario por estas calles de Jaén, semanasantera “per sé” y porque sí desde hace un rosario de siglos, más lo que te rondaré morena, porque así lo quiere esta ciudad. El tintineo de los varales argentos conmueven las fibras emocionales de quienes creen o no creen, pues yo he visto ateos que han mirado entristecidos a un Cristo perdonador, generoso y buena persona, para más señas identitarias. Una saeta, una paloma blanca, que está cantando letra carceleras o por martinetes de fragua ha hecho posible que rueden por mis mejillas unas lágrimas sinceras y, a la vez, emotivas.