Seguimos a la espera

01 abr 2016 / 09:15 H.

Hace más de tres meses que se han celebrado las elecciones generales y todavía no tenemos gobierno. Todos los analistas diagnosticaron el resultado de las mismas como un cambio radical a la hora de hacer política, el fin de las mayorías absolutas y la necesidad del diálogo para formar gobierno. Considerando el embrión de estos nuevos tiempos a los dos nuevos partidos. Pero, si uno analiza los resultados obtenidos, a fecha de hoy, parece que todo sigue igual pero con más partidos políticos en juego. Los entendidos dirán que hay que dar tiempo, que hay que ir avanzando en el aprendizaje, en las técnicas de diálogo y pactos, que hasta ahora lo único que son visibles son las estrategias, después vendrán los resultados. Es verdad que parece que hay mucha estrategia en la comunicaciones, pero son las misma que hace cien días, ni siquiera las estrategias se modifican, se han quedado como piñón fijo. Unos se agarran a la rutina de que deben gobernar ellos porque han ganado las elecciones, y que su actuación en el gobierno anterior ha sido refrendada con los votos que le han dado la victoria y, por tanto, hay que seguir aplicando las mismas políticas económicas. De verdad, se puede considerar lo dicho anteriormente cuando más del 70% de los que han ejercitado el voto te han dicho que no. Otros que no pueden traicionar a sus electores y su objetivo es que si quieren sus votos afirmativos o abstención le tienen que respetar prácticamente el cien por cien de su programa electoral, es decir, se tiene que gobernar según sus principios. Lo más normal es que con un poco más del 20% consigas que te acepten bastantes puntos de tu programa, pero quedarán muchos sin poder realizarlos. Como haya nuevas elecciones, los que peor lo tienen son las izquierdas. Lo más seguro es que algunos de sus electores quedarán frustrados, no irán a votar y tendremos un congreso con mayoría de derechas. Eso sí, disfrutarán sus seguidores de unos buenos y agresivos discursos desde la oposición, que les harán hervir la sangre, pero así no avanza el estado de bienestar, sino lo contrario, retrocederá mas. La izquierda, si no ha vencido, debe de ser práctica. Como decía Machado, se hace camino al andar.