Rentable
e inmoral

08 abr 2018 / 11:48 H.

Son días de salir al campo, tras las lluvias se ha tornado más bello. Son jornadas de andar buscando espárragos, collejas o cardillos. Estos paseos agradables ponen en primer plano cosas que no lo son tanto. Duele ver, a mi mucho, que en los suelos de nuestros olivares quedan salteos de fruto nada desdeñables, no es siquiera exagerado afirmar que es probable que en la mayoría de fincas se puedan coger varios kilos de aceituna por árbol. Se ha impuesto la rentabilidad sin mesura sobre la moralidad. Debería estar penado dejar tanta cosecha desperdigada por los suelos en un mundo en el que la necesidad no es algo lejano, la tenemos cerca, en las bocas de muchas familias que conocemos. Y no vale decir que se puede rebuscar, todos sabemos que para cuando se autoriza la rebusca la mayoría de almazaras están cerradas. Si damos por bueno que vale todo, adelante, dejemos en nuestros campos lo que no genere mucho beneficio, seremos más ricos sin duda, pero también peores personas. Quizá sea lo mejor para tener cuentas corrientes abultadas o puede que solo sea degradación humana.