Refugiados y ONGS

30 jul 2017 / 11:07 H.

Venimos asistiendo desde hace algunos años a la injusta manera con la que los gobiernos tratan de resolver un problema que, al no saber cómo hacerlo, han dado lugar a un inhumano trato con el que pretenden solucionarlo, olvidando los más básicos derechos humanos que si tienen los que tuvieron la suerte de nacer y vivir en países ricos en los que los ciudadanos gozan de lo que denominamos “sociedad del bienestar”.

Las familias y personas que se están viendo obligadas a abandonar sus países no lo hacen por su voluntad ni porque quieran hacer turismo sino por tres motivos: principalmente por guerras en las que no se respetan a los no combatientes sean hombres, mujeres y niños; por hambrunas en grandes regiones en las que mueren centenares de miles de personas y, por diversos motivos políticos que les impiden residir en sus países. También es legítimo que se intente encontrar en lugares más prósperos expectativas de bienestar para el futuro. Los países a los que quieren asentarse arguyen, para no acogerlos, que podrían alterar sus sistemas económicos o la estructura social de la que disfrutan la mayor parte de sus ciudadanos. No hay ayudas del resto de países que siempre pretextan el que sus presupuestos están muy ajustados con necesidades propias aunque luego priorizan la defensa militar y gastos que podríamos considerar superfluos amén de las corruptelas que “distraen” miles de millones porque leyes injustas hechas para permitir que los ricos sean cada vez más ricos generando desigualdades en la sociedad.

Ni las vallas, ni el atravesar la inmensidad del mar, ni el resto de barreras que los países se inventen, justificándolo con Políticas que juegan con la muerte, podrán evitar que muchos emigrantes lleguen aún a pesar de que se les rechace con disparos de pelotas de goma o de balas haciendo del Mediterráneo el Mar de los Muertos.

Los políticos podrían repasar la Historia y estudiar la Ilustración y apreciarían que la solución al problema se encuentra cuando se pone imaginación. En los países ricos existen potenciales lugares por colonizar o desarrollar ya que en ellos se abandonan pueblos, ciudades y territorios que no se consideran rentables para el país. Carlos III, el Marqués de Ensenada, Olavide... nos ofrecen ejemplos de cómo se pueden acoger a miles de individuos y familias y asentarlos en diferentes lugares. Tendrían que leer el Fuero de las Nuevas Poblaciones en el que encontrarían los estímulos suficientes con los derechos y deberes de los acogidos o apreciar los ejemplos de los asentamientos de emigrantes en diversas naciones europeas y americanas.