Refranes populares

15 jun 2020 / 13:12 H.
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Hay quienes dicen que parece que fue ayer y otros que piensan que pasó una eternidad. Ya se sabe lo que dice el refrán, que no hay verdad ni mentira, todo es según el cristal con el que se mira. El caso es que hoy se cumple un año de la imagen que acompaña a esta crónica. Julio Millán se convirtió en alcalde de Jaén gracias un pacto con Ciudadanos que fue de verdadero infarto. El Partido Socialista, la lista más votada, recuperó la Alcaldía en unas circunstancias absolutamente rocambolescas. Fue apenas unos minutos antes del pleno de investidura cuando se abrió un melón que costó romper. Doce meses en los que los ciudadanos continúan a la espera de percibir el gran cambio prometido y que, a tenor de las circunstancias, el coronavirus prolongará si nada ni nadie lo remedia.

Hay otro refrán que dice que “hasta el rabo, todo es toro”, un dicho que viene al pelo cuando surgen noticias, intencionadas o no, que apuntan la posibilidad de mover ficha en el ajedrez político de los ayuntamientos en los que el Partido Popular tiene opción de hacer jugada. No hay que viajar a Huesca, a Burgos o a Cáceres para contemplar un ejemplo que, en la caso de Jaén, se encuentra a tan solo doce kilómetros de la capital. Fue en La Guardia donde Ciudadanos, dueño de la llave de la gobernabilidad, decidió dar carpetazo al pacto con el Partido Socialista para provocar el cambiazo en un sillón al que regresó el popular Juan Morillo. ¿Puede ocurrir lo mismo en Jaén? La respuesta, a esta altura de la “película”, es que no.

En un esfuerzo de retroceso a junio del año pasado, hay que recordar que, en el pleno en el que Julio Millán fue elegido alcalde, Javier Márquez era el líder de la oposición. En su discurso de despedida no dejó títere con cabeza en lo concerniente a Ciudadanos, porque es importante tener en cuenta que en las negociaciones previas con el Partido Popular, con el que la fuerza naranja tenía indicaciones de arriba para pactar, la condición que se puso sobre la mesa es que el anterior alcalde diera un paso atrás. Nadie cedió a las pretensiones de María Cantos y compañía y, al final, el acuerdo se quedó sin firmar y resultó ganador el más votado en unas elecciones municipales de verdadero vértigo. Cuatro meses más tarde, Javier Márquez abandonó la política municipal para dedicarse al Senado. Cierto es que su sucesor, Manuel Bonilla, mantuvo una reunión privada con María Cantos que ella interpreta como un intento de normalizar relaciones en un contexto de apuesta por el diálogo. Hay quienes aseguran que lo que hizo el portavoz del principal partido de la oposición fue tantear el terreno por si sonara la flauta de una moción de censura en la que, eso sí, Vox tendrá vela en el entierro. Sin embargo, no está el horno para muchos bollos y, en este sentido, todo hace indicar que el pacto continuará hasta nueva orden. El Partido Popular hará lo que esté en su mano en los ayuntamientos de capitales en los que vea que tiene opción de ganar la partida, pero el caso de Jaén es un hueso duro de roer en el que, en todo caso, sería la dirección nacional la que tendría el protagonismo de un movimiento que, en el retrato fijo del momento, no se producirá. La salvedad es que, en política, todo se mueve en lo que dura un suspiro. Si hay algún viso de cambio es en el seno interno del grupo municipal de Ciudadanos, donde las desavenencias con la concejal de Hacienda, María Orozco, son cada vez más conocidas por el común de los mortales. Nadie sabe qué parará el futuro, aunque es la misma vida la que demuestra que una retirada a tiempo siempre es una victoria. Y otra frase más: “Todo esfuerzo, tiene su recompensa”. Refranes populares...

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