¡Que viene el Coco!

26 ene 2018 / 09:14 H.

Nunca me ha gustado que a los niños se les amenace con personajes como el Coco, el Hombre del Saco o tal o cual bruja como medio para conseguir un determinado fin —que se coman el almuerzo, se estén quietos, o se duerman pronto—. Me repele la inoculación del miedo para lograr un objetivo. Y no solo ocurre con los niños. A todos se no vienen a la cabeza innumerables situaciones de nuestra vida cotidiana en las que se busca generar temores como un instrumento de coacción para alcanzar un propósito, ya sea en nuestra comunidad de vecinos, en nuestro empleo o en los mensajes que se nos envían desde determinados grupos o entidades. Incluso, hay quienes disfrutan con que la gente les tenga miedo —lo que demuestra que fían a este sentimiento lo que no pueden conseguir con su propia inteligencia o capacidades—. El caso es que, nos guste más o nos guste menos, el miedo funciona. Les cuento esto por las recientes —y muy polémicas— declaraciones de la popular Celia Villalobos en las que pedía a los jóvenes que ahorren dos euros cada día en una hucha por si en el futuro se quedan sin pensiones. El mensaje, cuando menos, inquieta, porque consigue meter el miedo en el cuerpo, sembrar dudas sobre nuestro sistema... y allanar el camino a los planes de pensiones. Terrorífico.