Que si sube o si baja

11 nov 2017 / 11:25 H.

Hastiado en un mundo marcado por indicadores, en el que todas las miradas y focos apuntan a diagramas de barras, gráficos de tortas, tantos por ciento, tendencias al alza, minoraciones de consumas, restas con llevadas y evoluciones progresivas, empeñados en rellenar de rojo alerta y verde primavera un entono gris otoñal azotado por una estable incertidumbre. Así estoy yo, y muchas personas que, como yo, tratamos de sacar conclusiones a la vista de las estadísticas sobre la evolución de la economía de nuestra provincia. “Si sube nos vamos, si baja nos quedamos”, y aquí lanzo al lector, sin pistas, una divertida adivinanza. Que los demandantes de empleo han aumentado considerablemente en el mes de octubre, y todo se debe a lo estacional de nuestra economía, pero cierto es que la cifra de desempleados es menor que la del mismo periodo del año anterior, lo que apunta una leve recuperación de la economía. La previsión de cosecha eleva a 360.000 toneladas de aceite en Jaén, precisamente ahora que crece la demanda y los precios van al alza. Maldita sequía que nos hace perder una millonada en jornales, esto afectará demasiado al consumo y a las inversiones. Hay que ver lo dependiente que es nuestra provincia del aforo de campaña, como si no supiéramos hacer otra cosa que darle a la vara. Y esas inversiones, si se hacen, al contado. Mira que están los tipos de interés bajos, pero casi nadie se apalanca, y prefieren el coche viejo, los dineros en la caja, y esperar a que paguen la aceituna. Y, sin embargo, la EPA del tercer trimestre nos anunció una disminución de parados, dicen que gracias a la buena temporada turística. En realidad, lo importante son los ocupados que trabajan en la provincia porque, si baja el paro, también puede ser porque la gente se jubila o se cansa y se van a otros tajos. Y así, llevamos ya una década desde que saltó por los aires las “subprime americanas”, que parecía que eso no iba con nosotros, y si no llega ser por el amigo Dragui, todavía tendríamos a la prima por encima de los seiscientos y las políticas fiscales intervenidas. A ver si aprendemos la lección. La inyección de liquidez en el sector público ha evitado el abismo, y aún hoy, a pesar de recortes de unos y la recuperación de otros, resulta que los sueldos en el sector público son un 26% superiores a los del sector privado. Y no hablemos de la estabilidad. Las empresas se recuperan levemente, pero los contratos siguen siendo temporales y mileuristas. Lo malo es que el talento se sigue orientando a lo público y pocos apuestan por desarrollarse en el sector privado. A pesar de la incertidumbre, los tipos de interés no subirán todavía, las previsiones de crecimiento se corrigen al alza, y el italiano responde con un tajante mensaje de paciencia y persistencia a los inquietos alemanes cansados de políticas expansivas. ¿Y de la adivinanza? Les recuerdo: “si sube nos vamos, si baja nos quedamos”, ¿se rinden? Es fácil. Efectivamente es el ancla que, a diferencia de provincias vecinas, en Jaén está bien enterrada, agarrada por raíces de olivos, atrapada en un terreno rocoso sin industria. Aquí todos dispuestos a remar, pendientes del práctico público que grite con sus presupuestos ¡eleven anclas! Aunque seguro que muchos pensaron como solución a la adivinanza en el tranvía, que ahí sigue, en cocheras, que ya es una broma pesada, que ni sube, ni baja. O pensaron, tal vez, en las escaleras mecánicas de la calle Nueva, otra vergüenza que ni sube ni baja, los comercios y bares se cierran, y la gente resignada, ¡anda, anda!