Qué poco hemos cambiado

24 nov 2018 / 09:14 H.

De qué sirve elegir democráticamente un gobierno si, para hacer o deshacer cualquier ley o decisión, tenemos que hacer caso a los poderes económicos. Preguntó José Saramago, mirando al público que asistía al acto. No sería más coherente poder elegir a los presidentes y consejeros de las multinacionales. Dijo de nuevo el Nobel de Literatura, esta vez preguntando a sus compañeros de estrado, entre los que se encontraba el vicepresidente andaluz. No habían pasado cuatro años de este siglo, en plena nube de burbujas y poderío, llegó Saramago a Jaén a dar una conferencia en la Ifeja. Como era de esperar, el lleno fue absoluto. Además, como andaban cerca unas elecciones, no faltaron políticos de todos los partidos. Al terminar el acto hubo mucho postureo, detalles y sonrisitas. Mucho estrecharse la mano, autógrafos, dedicatorias y palmaditas. Agradecido el Maestro, respondía con afecto y amabilidad a todo aquel que buenamente alcanzaba a saludar. Poco a poco y entre interminables interrupciones fue acercándose a la salida. Cuando por fin llegó al coche, acompañado siempre por las autoridades y sus escoltas, Nicolás Ortiz gritó, “Saramago, estos no se han enterado”.