Que estás en los cielos terrenales

Este marzo ha cumplido 98 años Ginés Liébanas, nacido ciudadano del mundo en Torredonjimeno >> Es el artista vivo más importante que ha dado esta tierra, con un bagaje incontestable >> Le van a hacer un museo en Villa del Río, en Córdoba

17 mar 2019 / 11:43 H.

Ha cumplido 98 años este marzo vigoroso y casi veraniego, esplendor primaveral que con Ginés Liébanas se torna explosivo, una fiesta de desparpajo impropio de los tiempos que vivimos, tan distantes y frentistas que lo mismo nos acobardamos y nos convertimos en adalid de lo políticamente correcto que cual jauría prestamos nuestras pocas neuronas en una inconcebible causa bélica cuya sangre se desparrama por las redes sociales. En este mundo atroz y con una fe turbadora en el dios dinero y la diosa elegancia, emerge como un monumento al sentido común alguien que siempre luchó para salirse de lo normal, un personaje casi olvidado para Jaén, que tiene a razón vital divertirse. Se divierte escribiendo poesía, pintando ángeles y se divierte especialmente viviendo. Les hablo de Ginés Liébanas Alarcón.

Ginés, que estás en los cielos terrenales, torbellino de pensamiento, palabra y obra; inclasificable a tenor de los cánones de hoy, tan castos y tan puros y bienpensantes, memoria viva de un tiempo que nunca fue mejor, pero sí que fueron mejores los que lo vivieron, porque lucharon contracorriente, porque impusieron con altas penas su libertad ante todo, porque, simplemente, para vivir con dignidad había que sufrir y nada estaba dado a priori, ni concedido, ni mucho menos era derecho inalienable como ahora se consagran los móviles a los niños casi al nacer. Ginés Liébanas, nacido en 1921 en Torredonjimeno, ahora mismo hace un siglo menos dos años, es referente poético en Córdoba, mundanó París y Roma, se codeó con gente del todo vanguardista en Madrid y sigue creando. Y sigue viviendo, sobre todo, viviendo, que para Ginés Liébanas la vida es diversión, tras tanto sufrimiento de adolescente. A eso vino, a divertirse y es fe de quienes le conocen y le frecuentan que lo cumplen a rajatabla, no hay esquina de la vida que no transite, no hay precipicio de la vida al que no se asome y les confieso que nunca he compartido una tertulia más embaucadora, ácrata y mordaz que con él. Sería fantástico vivir en su plenitud y en su libertad, qué grande Ginés.