...Que cientos volando

01 may 2019 / 09:36 H.

Con el escrutinio casi cerrado, las encuestas no han fallado tanto y el PSOE ha sido el partido más votado. El cartel con el lema “haz que pase” tapando el rostro del candidato, era un mensaje subliminal de lo que se pretendía. Deja que cuele. Vaya lo uno por lo otro. Y ha colado. Lo primero, su mentira descarada de convocar elecciones inmediatas tras la moción de censura. Pero, ¿quién como Pedro Sánchez renuncia a ese servicio en bandeja de Rajoy? Necesitaba aguantar dantescamente unos meses en la Moncloa para procurarse los asideros para seguir. Y le han bastado. Había dos mensajes fundamentales contenidos implícitamente en ese haz que cuele, o lo que es lo mismo, en la trayectoria de Pedro Sánchez. Su cara y su cruz. La cara han sido todos esos decretos, a los que se les ha puesto la etiqueta de sociales, que, convencido o forzado, ha sabido explotar y ha colado a última hora en Diputación Permanente del Congreso, con este ya en funciones, por intereses partidistas bien distintos. La perversión de la democracia. Y la cruz eran los compañeros de viaje que se ha buscado para lo anterior y, lo que es peor, la probabilidad de tener que contar nuevamente con ellos, en todo o en parte, para reeditar la mayoría de la moción, que también ha colado porque, ¡ay!, la cara y la cruz son inseparables. Muchos de los indecisos no eran tal, pero costaba decirlo. Y muchos habrán votado con el alma partida. Pongámonos, por ejemplo, en el pellejo de un señor mayor de cincuenta y dos años, en el paro, al que se le ofrece un subsidio para salir del paso, o en el de esa señora que trabaja por horas a la que se le sube el Salario Mínimo Interprofesional. Puede que no vean con buenos ojos los escarceos del presiente de su país con los que tratan de romperlo y mucho menos las contrapartidas que deba ofrecer, pero lo primero es antes. Y ante eso, qué importa el déficit o incluso los motivos que le han llevado al paro. Pájaro en mano, mejor que cientos volando. Lo doloroso es que ambas cosas deban ir unidas. Y que tantas cuestiones importantes de las que apenas se ha hablado en la campaña se vean relegadas, de nuevo por incomprensibles razones partidistas.