Qué bonita la luna, fenómeno el sol
Maravillosa Jaén, ¿a que sí? No hace falta que se diga muy fuerte para llamar la atención, que eso es algo en lo que coincidimos. A la derecha y a la izquierda, arriba en las montañas, abajo en los valles, todos los moradores de esta bella tierra se vanaglorian de su entorno. Y el “señor Jota” en esta nueva parada de fin de mes multiplica los cánticos porque qué bonita es la luna, qué fenómeno el sol. Entre verdes pinos y a la rica sombra de los olivos, a la orilla del gran río, chapoteando los chilancos del riachuelo, esa es mi Jaén, la que madruga y Dios no le ayuda, la que cada día se acuesta más pobre y nadie le tiende una mano. Ay Jaén, mientras haya odas a la primavera y al otoño que acuesta adormecido las hojas, contentura de la buena, buenura de la mala.
Miren el paisaje que tienen a su alrededor, no hay otro igual, ya lo decía Machado y ahora lo canta el “señor Jota”: “¡Ciudades y caseríos / en la margen de los ríos / en los pliegues de la sierra! / ¡Venga Dios a los hogares / y a las almas de esta tierra / de olivares y olivares!” . Que mientras lo canta, no piensa, que mientras se embauca de luz de luna, ni hambre tiene ni trabajo espera. “Al oído de Dios llegan los nombres / de los pájaros altos, de los troncos, / de los caminos (...) Ya, Cazorla / se cuaja en las alturas de la sierra / el cántico del pájaro sin nido, / y remontan su vuelo las primeras / sonrisas nazarenas de los lirios”. Versos de Martínez de Úbeda (1950) que el “señor Jota” respira con su aire puro y así ni clama ni proclama, calla y asiente, mira el sol, qué fenómeno de la Naturaleza y se dice, otro día más de vida, otro día menos de obediencia debida. “Rey de los otros, río caudaloso, / que, en fama claro, en ondas cristalino, / tosca guirnalda de robusto pino / ciñe tu frente, tu cabello undoso, / pues dejando tu nido cavernoso / de Segura en el monte más vecino / tuerces soberbio, raudo y espumoso.” Y con esta belleza inigualable de Luis de Góngora sobre el Guadalquivir no hay más que dejarse llevar y así, dejándose llevar hoy y mañana, ayer y traspasado mañana, el “señor Jota” no piensa, que pensar es malo, que la dignidad llega pensando y aquí, en la tierra del ronquío, solo roncar, que pensar está penado; dícense sumisos sus habitantes que de vida placentera hallan libertad desde pequeñas troneras. “Jaén, cuánto me cuesta amarte, bella sultana, harén y cruz...”, que diría ahora mismo el poeta Molina Damiani. Con todo, pese a quienes solo nos quieren hablando de soles y lunes, sumemos belleza y dignidad y Jaén será otra: “Solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano”. Si lo decía Neruda, lo reza el “señor Jota”.