Punto en boca

06 mar 2017 / 10:47 H.

El silencio se impone en una organización política que lleva “quinientas noches” con un ruido ensordecedor. Fue abrir la boca Mariano Rajoy y, desde entonces, esto es un no parar. Presentó su candidatura para presidir el Partido Popular y, acto seguido, le siguió José Enrique Fernández de Moya en su tierra. Para qué esperar más. El secretario de Estado de Hacienda quiere continuar al frente de una militancia que vive con el corazón “partío”. Miguel Moreno, alcalde de Porcuna, también tiene serias pretensiones de instalar despacho en la calle San Clemente. Una sede demasiado pequeña para dar cobijo a dos presidentes. Imposible. No habrá más opción que desempolvar las urnas para que sean los afiliados quienes resuelvan el desaguisado.

La primavera traerá mucho más que alergia. Que se preparen los sensibles al polen de esto de lo público, porque ni las mascarillas van a poder con tanto grano en el ambiente. No habrá receta para la prevención ni para la cura. Habrá que tirar de remedios caseros y viejas recetas de toda la vida para que a nadie le falte la respiración. Porque hay ocasiones en las que las condiciones adversas pueden dañar seriamente el organismo. Superar estos males será pan comido comparado con lo que tendrán que afrontar, mediado el mes de mayo, quienes están al corriente en el pago de las cuotas del Partido Popular.

José Enrique Fernández de Moya y Miguel Moreno dejarán de ser amigos para siempre, por más que lo intenten, después de verse cara a cara en unas urnas. Ambos tienen claro que están preparados para correr la carrera que conduce a la Presidencia de la segunda fuerza política de la provincia. Puede que se sume algún corredor más. En las redes sociales está la vieja guardia con las espadas en alto. No está convocado, oficialmente, el congreso provincial, pero los movimientos se suceden. Hasta hace unos días, fuera de las bambalinas y, ahora, dentro. Escondidos. Si hay que irse a Guarromán, se va. El caso es hacer poco ruido para que el tirón de orejas duela lo menos posible.

El minuto de gloria es, en estos momentos, para el congreso regional. Merece todas las atenciones Juan Manuel Moreno Bonilla, el único candidato a dirigir su partido en Andalucía. Nadie osará permitirse el lujo de la confrontación en los prolegómenos de una cita en la que todos se verán las caras.

El 20 de marzo está a la vuelta de la esquina. Sonarán tambores de guerra procedentes de los más recónditos rincones de la provincia. Los “revolucionarios” alcaldes preparan su minuto de gloria y, sin aspavientos ni bendiciones de arriba o de abajo, se arman de valor para una lucha que tendrá final. Las elecciones para elegir al próximo presidente provincial del Partido Popular costarán sudor y lágrimas. Una cita sin precedentes en una organización extremadamente disciplinada. Será la primera vez en la historia que los militantes populares puedan acudir a las urnas para elegir a su líder. Atentos deberán estar para rellenar el modelo de documento que les permitirá hacerlo. Fuera los avales. Habrá dos urnas, una para votar a su candidato y otra para elegir a los compromisarios que tendrán derecho a participar en la segunda vuelta. Si es que hay. Todo depende del resultado de la primera. Un perfecto embrollo electoral que, eso sí, sacará a relucir la democratización del partido. Mientras tanto, silencio en la sala. Ni más allá de Despeñaperros ni más acá. Punto en boca. Todos callados y todos con el otro presidente. Ya habrá tiempo para soltar la lengua y repartir panfletos en busca de votos.