Practícalo sin miedo

    13 nov 2019 / 10:31 H.
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    Hay un verbo de cuatro letras que bien practicado tiene muchísimos beneficios para la salud en general. Lo puedes hacer en soledad o en compañía, sentado, de pie o tumbado, con poca o mucha luz, con ropa o sin ella, en cualquier época del año, en la cama, en el sofá, en la playa o en cualquier otro lugar, a cualquier edad y aunque tengas capacidades diferentes. No tiene ninguna contraindicación y es muy difícil enfermar por su práctica, incluso si esta es en exceso.

    ¿Cual es esa acción tan fácil de hacer? Ya lo habrás imaginado ¿no?, ¡leer! A mi desde pequeña mis maestros y maestras me inculcaron el hábito, la curiosidad y la importancia de leer y consumir todo tipo de libros. De hecho leía y leo muchísimo, y agradezco a ellos su labor en aquella etapa. No encuentro motivos para no hacerlo y sí, muchos para practicarlo: te hace una persona más culta, mejora tu ortografía, te hace reflexionar, amplia tu vocabulario, previene el Alzhéimer, te hace más elocuente, entrena tu mente e incrementa tu imaginación. Creo que deberíamos hacer un hábito de la lectura y eso se puede conseguir desde la infancia.

    Un libro puede ser un buen regalo de cumpleaños, un detalle en señal de agradecimiento, una buena forma de hacer amistades mediante su intercambio, etcétera. Además también es interesante la lectura de revistas, periódicos... No importa el lugar, en la peluquería, en la consulta, en la cafetería... Por supuesto que no desaparezcan las bibliotecas, que los niños y niñas tengan contacto con los tebeos, los cómics, los libros, los cuentos, los diccionarios... Pues nos llevan a conocer otros mundos y culturas; a disfrutar de aventuras y a hacer volar nuestra imaginación sin movernos del sito, a desarrollar una lengua más rica.

    Que no sirvan solo para adornar las estanterías de los salones o para calzar un mueble que está cojo. No estoy en contra de las nuevas tecnologías como móviles, tabletas, ordenadores... Pero, donde se ponga un buen libro con su portada y contraportada, su olor a papel y sin perjudicar la vista del lector, que se quite todo lo demás.

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