Paso de caravanas

06 mar 2019 / 11:10 H.

El título está relacionado con el nombre árabe del Jaén antiguo. Efectivamente, a falta de trenes buenos son esos carruajes destartalados y chirriantes para desplazarnos a cualquier lugar de España. Menos mal que el único ave que tenemos es un avestruz. Nos montamos en él, le hincamos espuelas como si fuese un caballo, ¡ea!, y nos vamos en menos que canta un gallo, aunque no sea el de Morón, a los madriles del oso y el madroño, aunque con esto de la polución el arbolito se secó, con lo que a mí me molan los madroños. Jaén es prima hermana, aunque huerfanita de padre y madre, de Extremadura, pues aquí los trenes botijo con traviesas de madera del año de la polca siguen como estuvieron hace un pilón de años. El tren siempre le dio el culo a Jaén, ferroviariamente hablando. Para qué sirve quejarse a voz en grito si los políticos no nos hacen el puto caso. Por eso, ahora, siéntate y llora, y a esperar que vengan tiempos mejores en que Jaén consiga, aunque sea en el siglo veintitrés, vías y traviesas en consonancia. En tanto, dejo apartado el tren, inicio el viaje en este tranvía que costó una millonada y que, seguramente, mis tataranietos se subirán un día, más contentos que unas castañuelas.