Paso a paso

13 abr 2017 / 11:50 H.

La Semana Santa hay que sentirla y disfrutarla paso a paso, bebiendo la emoción de ese caminar sereno y seguro de las marchas procesionales. Como hay que vivir la propia existencia, paso a paso, poniendo el mejor ánimo en cada instante. Son muchas las horas que dejamos pasar sin sacar ni dar ningún provecho, enseñanza o emoción.

Un tiempo precioso que sí hay quienes lo emplean en ir dejando semilla a su paso que, con el tiempo, haga crecer esas huellas que serán testimonio de su caminar por este mundo. No hace falta que sean obras monumentales, sino acciones sencillas que sean capaces de conmover el sentimiento; que hagan que se pueda decir de verdad de un hombre o una mujer que era una buena persona. Y no crean que es tan difícil. Solo haría falta que pensásemos en ello. Pueden creer que, a nuestro alrededor, existen muchas buenas personas, más de las que pensamos, aunque están en el anonimato. No son gentes que estén en la cresta de la ola de la noticia. Ellos laboran en silencio, con humildad. Hay ocasiones en que la sociedad descubre a una de estas personas, reconoce sus méritos y los agradece, aunque no siempre con la generosidad que merece. Pero esto no preocupa a quienes trabajan día a día, pensando en crear cosas que hagan felices a los demás. Como mi amigo Manuel Vílchez Martínez, el entrañable maestro Vílchez, que dedicó toda su vida a la música con la que marcó una huella que será recordada siempre. Pasodobles, himnos, marchas procesionales y hasta esa zarzuela, “Mar de plata”, que algún día alcanzará el reconocimiento que sus composiciones merecen. Y Manolo todavía sigue sembrando semilla. Pronto le voy a dar trabajo cuando le facilite las primeras letras de “La niña de las Bernardas”, esa nueva zarzuela que vamos a crear entre los dos, si Dios quiere.

Manuel Vílchez ha recibido muchas distinciones, premios y honores. El más reciente ha sido la concesión del Premio Jiennense del Año que otorga Diario JAÉN desde hace muchos años. El maestro Vílchez ha tomado gran peso en la vida de nuestra sociedad jiennense, fruto de su talento y de su incansable trabajo. Y nunca mejor se puede decir que su obra no hace ruido, sino música deliciosa. Le felicito con júbilo y le envío un abrazo como anticipo del que pienso darle personalmente pronto.