Pasión cofrade

20 abr 2017 / 11:55 H.

Al fin, con la Pascua de Resurrección llega a esta Andalucía nuestra el silencio mediático-religioso necesario también para la reflexión y para la interiorización que estas fiestas requieren.

España vibra y se transforma con la rememoración del cautiverio, pasión, crucifixión y muerte de Jesús.....otros, en menor medida con lo que es la Pascua de Resurrección, auténtico significado de lo que representa el cristianismo. Para los creyentes, Cristo vino a quedarse.

Lo cierto es que durante siete largos días, católicos, ateos, no ateos, laicos, escépticos, creyentes o no, participamos de alguna manera en esas jornadas de fiesta que se han convertido en una mini vacación que cada uno la disfruta y vive como mejor le conviene, y sobre todo marcan el termómetro económico que saca del desempleo a un gran número de personas. Eso sí, finalizados los eventos, se acabó el “labora”.

España se vuelve localista al cien por cien, por los cuatro costados. Las cofradías de cada pueblo por pequeño que sea sacan en procesión sus imágenes y tallas arropadas por cofrades y multitud de creyentes o simplemente de gentes que aprecian la belleza del arte en la calle. La música es embriagadora y la primavera inunda con sus olores y coloridos florales envolviendo a los pasos y penitentes. Cada cofradía da lo mejor, y se generan noticias de lo de aquí, de lo de ahora, de lo de mi pueblo. Y críticas también, a modo de ejemplo, en Jaén donde resido... lo de las vallas. Vaya, que de eso ni hablo.

En estos días también han ocurrido cosas de otra índole. El mundo no se para y las noticias se suceden. ¿Nos acecha otra guerra fría? Corea del Norte provoca la crisis de los misiles. Los EE UU de ese presidente elegido democráticamente cuyo nombre no viene a qué pronunciar, aprovecha para bombardear un aeropuerto en Siria como represalia por haber utilizado armas químicas sobre la población civil. Francia al borde de Le Pen; Inglaterra que se va; Turquía en amañadas elecciones y nosotros subarrendando con ellos el presente y futuro de los refugiados, y a lo lejos, pero no tanto, Venezuela sobre sus propias ascuas.

Aquí, en nuestra tierra seguimos con más de lo mismo: El paro supera el 30% (aunque se beba más cerveza y se salga más); los salarios esperando una pírrica subida del 1% y las pensiones perdiendo un poder adquisitivo preocupante. ¿Están aseguradas?

Entretanto Podemos ha irrumpido en la calle con un autobús-denuncia. Va a por todas y a por todos. Recorrerá España. Yo bueno, tú malo. Atónita me quedo. Vale. No seré yo quien marque las puertas de los malos, ni la de los buenos.

Un maremagno de sentires, pasiones y devociones nos ha lanzado a la vida real, la de ahora, ya no rememoramos. Volvemos a nuestra realidad. Bajada la bandera que lucía a media asta, la carrera ha comenzado. El PSOE en vez de un gran río parece tres afluentes sin vocación de unirse; la Gürtell y Rato dando titulares; Podemos con el autobús... y ya hay quienes hablan de la fuerza del Partido del Voto en Blanco para anular elecciones. ¡Mucho que pensar! Haciendo mía la frase de Iñaki Gabilondo (más quisiera yo) y referido a la situación general mundial, habría que exclamar: ¡Demasiados fanfarrones cerca del polvorín!