Pasaron las elecciones

01 may 2019 / 09:36 H.

Hay un dicho muy acertado, porque todo lo que expresa el pueblo es sabio y filosófico, que dice que después de la tempestad, viene la calma. Efectivamente, en estas elecciones generales ha habido demasiados insultos recíprocos y reprobables, el tú más que yo, o yo soy más guapo que tú, han sobrado, ya que se entiende que los políticos no solo deben pensar en su ombligo, en su poltrona y sus beneficios pecuniarios, pues los votantes se cansan de tanta jerga verbal vacía, y el fantasma de la abstención puede enseñar el incisivo del lobo y sus aullidos tenebrosos. En el debate televisivo se dijeron de todo menos bonico. No apagué la por no hacerle un feo a mis principios democráticos. Oí a los cuatro con respeto, aunque en cierta medida, ellos no respetaran las normas deontológicas de la ética, aspirantes a dirigir el timón de este barco llamado España, única e indivisible, no hecha de retazos según el parecer equivocado del nacionalismo y el separatismo, excluyentes que a nada conduce. A veces pienso que España no se merece la clase política si esta es insultadora, ineficaz y artera, ordinaria y otros adjetivos más que me guardo para otra ocasión.